Cartas al director

En defensa de los oprimidos

En los momentos de crisis  es necesario saber distinguir los llamados problemas coyunturales de los estructurales. Los primeros están contaminados por individualismo, pero sin que ello signifique la totalidad del problema. El momento actual de Europa aparece cargado de estructuras  no ideadas para resolver los problemas ahora acuciantes: crisis territorial, crisis de movilidad social, desigualdad social galopante
Las formas de opresión se han diversificado en la sociedad contemporánea. La pobreza ha llegado a individuos y casas inimaginables hasta ahora. Mientras la pobreza sea experimentada, la comunidad está desgarrada por una paradoja: procurar el progreso de unos pocos a partir de la miseria de la mayoría

El partido socialista nació precisamente para borrar de la sociedad las desigualdades y la pobreza en sus diversas manifestaciones.  Pretender que abdique de sus obligaciones identitarias supone una gran afrenta a toda la sociedad en la que los pobres en sus diversas manifestaciones están reclamando un reconocimiento.

La sociedad de hoy, trufada por las desigualdades de todo tipo, necesita para subsistir y progresar un partido que defienda a los marginados y excluidos. Los jóvenes necesitan proyectos claros y creíbles en los que orientar su energía.
Mantener un volumen tan elevado de descontento y sin incentivos sociales supone alimentar la desintegración social avocada al populismo y al totalitarismo de todo tipo. El valor de las heridas infringidas por la pobreza y la marginación pueden convertirse en armas destructivas de la convivencia  y del  progreso social. la sociedad del desprecio creada por el actual sistema de explotación se convertirá en sepultura de los ideales humanistas.