Cartas al director

La gallina de los huevos de oro

Vaya por delante que me parecen dos casos muy distintos. Me refiero a Marc Márquez y Vicente del Bosque y las sendas decisiones que han tomado recientemente y que, bajo mi humilde punto de vista, han sido errores garrafales que afectan seriamente a su marca personal.

En caso del doble campeón del mundo de MotoGP se podría decir que rectificar es de sabios. Sin embargo el daño ya estaba hecho. Su decisión de trasladar su residencia a Andorra, pero seguir pagando los impuestos en España, entra con calzador y demasiado justa en un país tan aficionado a los tópicos. Al menos sus lágrimas denotan una sincera intención de corregir el mal consejo que seguramente alguien que no dio la cara  le dio a él.

Vicente Del Bosque sin embargo, va camino de convertirse en el pequeño Nicolás del fútbol español. Deben quedar pocos pueblos en España donde no haya sido invitado a las fiestas patronales o le hayan regalado su peso en vino y/o jamón. El marqués-entrenador de La Roja, ha sometido su marca personal a una explotación masiva que a mí personalmente me resulta cargante.

Su decisión de no dimitir cuando debió haberlo hecho tras el bochornoso Mundial, comienza a convertirle en una persona que viaja hacia lo contrario de lo que fue. Ahora le veo como alguien ambicioso, apoltronado y sobrevalorado en el país donde importa más el ranking FIFA que el PISA.
Su decisión de fichar como consejero por uno de los patrocinadores del equipo al que entrena es la gota que colma el vaso.
Hasta la gallina de los huevos de oro debería tener un límite. Aunque sea ético.