Cartas al director

¿Galicia está mejor en desnutrición infantil?

Muy poca gente lo hace, todos dicen la verdad o se apartan de ella. Leo y releo titulares de los periódicos y de repente me llama uno la atención: “La pobreza grave golpea a 18.000 familias gallegas que tienen hijos menores.” Sigo leyendo el artículo y no deja de sorprenderme de la desfachatez con que algunos políticos tratan estos temas.

Es de elogiar que la Xunta asuma un informe que dice que más de 63.000 familias se encuentran en riesgo de pobreza, pero no deja de sorprender al que suscribe que Benestar subraya en el estudio que a pesar del aumento del número de hogares que se incorporan a la situación de riesgo de pobreza, la media es menor en esta comunidad que en 12 de las restantes y la directora general de Familia contestan a la pregunta de los periodistas que “Galicia está mellor que o coxunto de España”.

No sé si debe asumir que responsables políticos manejen este tipo de argumentos en temas tan importantes. ¿Cómo se le puede explicar a un padre que está en paro y no tiene dinero para mantener a sus hijos que esto es un problema minoritario y que la comunidad en la que reside está mejor que las otras?

Seguramente, sólo tendría una respuesta: “Váyanse al carajo. El que pasa hambre es mi hijo, y, desde luego, no me consuela saber que haya otro montón por el resto de España a los que les suceda lo mismo. En todo caso, me cabrea más”.

A los políticos les parece normal y por eso no dan explicaciones sobre los más de 26.000 millones que el Estado ha perdido en ayudas a la banca. Tampoco explican cómo es que el BBVA ha comprado Catanlunya Banc y el FROB da por perdidos los 12.000 millones inyectados en la entidad.

¿Les parece congruente, que la pobreza infantil reciba 16 millones como ayuda para paliarla? Disculpen mi ignorancia, pero creo que están de cachondeo, me refiero a lo del dinero, porque si realmente es esto lo que pregonan que van a aportar a las ayudas para hacer desparecer la pobreza infantil, llámenle desnutrición o malnutrición, no tiene parangón en los extraordinarios esfuerzos que hacen nuestros dirigentes políticos para solucionar este problema.

Creo que, en un rato libre y con conciencia, deberían pasarse por algún lugar donde los niños no tienen qué comer. ¿Se darían cuenta de que tienen hambre y quieren comer? ¿Y que si les ayudamos no se sentirán descolocados? Esto es lo que viven cada día, no se preguntan si en otros sitios hay un montón de nosotros que comemos hasta que nos hartamos y tiramos lo que nos sobra.

Son niños malnutridos o mal alimentados, que pasan hambre y quieren comer. Dijo el papa Francisco que con lo que tiramos acabaríamos con la pobreza infantil. Aquí, en España, si creen que con una ayuda como la que han ofrecido se puede ayudar a solucionar la desnutrición infantil ¿qué podríamos hacer si todo el dinero que han chorizado unos y otros lo dedicaran a este menester? Es evidente que nos sobraría parte y ¿por qué no, pongo un ejemplo, lo dedicamos a los padres de los que pasan hambre? Quizás así más personas creerían que integran un mundo justo.

Es claro que es una utopía y, por lo tanto, la alternativa pasaría por convencerles de que con la frase de moda repitan: no vamos a consentir que los ciudadanos nos permitan seguir gobernándoles, salvo que quieran, por ejemplo, los gallegos seguir pasando un poco menos de hambre y todos los adjetivos asociados a la pobreza, que los de Castilla, etcétera.