Qué inútil resulta intentar explicar lo que es un Estado de Derecho a quienes, desde un bando u otro, están empeñados siempre en arrojar palabras como piedras al oponente. Les ocurre a los políticos y quizás aun más -ay- a no pocos periodistas. Tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta De la Vega aseguraba que los dirigentes del PP eran los culpables de todo el lío del Estatuto Catalán primero por cuestionarlo ante el Constitucional y segundo porque 'están contrariados por el varapalo que le ha dado la sentencia'. Pero esto, que queda muy bien como frase, no casa con la realidad.
En primer lugar acudir al Constitucional -o a cualquier otro tribunal- cuando uno piense de buena fe que algo se ha hecho fuera de la ley, no es sólo un derecho que tenemos todos sino, en muchos casos, un deber. Y si el PP consideraba que el Estatuto Catalán no era constitucional, su obligación como partido era denunciarlo, de la misma forma que los que crean que la vida empieza en el momento de la fecundación pueden y deben recurrir la conocida como Ley del aborto.
En segundo lugar, el 'varapalo' que según De la Vega ha supuesto para el PP la sentencia. Pues es posible que sí, pero su compañero Montilla ha hecho ya una llamada para manifestarse en contra, su tantas veces aliada y salvavidas CiU ha advertido en tono más que amenazante y su propio presidente ZP parece estar dispuesto a encontrar recovecos legales para enderezar o sortear lo que hemos quedado en que era un duro varapalo a la oposición. ¿No parece mucha contestación y en muchos sitios para la teórica victoria?
