Opinión

Supervivientes

La crisis pone en bandeja a numerosos programas pegados a la realidad, me refiero a ‘Repor’, a ‘Comando actualidad’, a ‘Callejeros’, el hablar de los problemas de la gente corriente. Y de aludir, en repetidas ocasiones, a todas las cosas que se pueden realizar sin dinero o con muy poco dinero.


Pero no se va a la almendra. No se desciende hasta el tuétano. No sería tan televisivo, tan fotogénico. Tal vez sonaría a panfletario o a pasado de rosca. Es más seductor hablar de algún establecimiento donde se regale un producto o un lugar que tiene a bien dar de comer gratis al hambriento. Me pregunto dónde quedan otras opciones, que desde luego pasan por la austeridad, por plantearse la vida de otra manera, por una modificación en la escala de valores.


Los programas de ‘coach’, que en nuestro país ha importado con tanto éxito Cuatro, son válidos sólo en parte, por cuanto parten de la premisa de que sus espectadores están plenamente inmiscuidos en el sistema, en eso que se ha dado en llamar la sociedad de consumo, y es desde las reglas del juego que ésta impone desde donde se proyectan ‘Ajuste de cuentas’ o todas sus variantes. Pero, insisto, hay otros mundos que están en este. Y aunque parezca muy difícil escapar, se puede, claro que se puede.


Yo nunca he tenido un empleo fijo. Ni antes ni ahora. Entre otras cosas, porque nunca lo he buscado. Y no soy el único. Miro alrededor y conozco y reconozco a bastantes iguales. Puedo asegurar que la mayoría de ellos distan de ser unos ceporros (como decía la gran Rosario Pardo al gran Ángel de Andrés en ‘Tapas’, ‘ceporro, que eres un ceporro’). Más bien son supervivientes. Y echo de menos ver su ejemplo en las televisiones.



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