Opinión

REZA, REPORTERO GRÁFICO

Ayer a media mañana pereció un camionero que se disponía a abandonar Orense por el Puente Nuevo y cuyo vehículo se empotró en uno de los árboles que jalonan la zona. Incluso antes de la llegada de los primeros auxilios y fuerza pública , un equipo de reporteros de La Región se desplazó al lugar del suceso.'


La noticia ?publicada en la sección de Sucesos, la más leída hoy como ayer aunque entonces no la solapaban los eufemismos? se complementaba con un par de imágenes sobrecogedoras, si bien lo era más la escena a la que nos enfrentamos, al bajar de su utilitario, Reza y yo: hendido el morro del camión, el cuerpo y la cabeza del conductor aparecían visibles por separado dentro de la cabina. Retrocedieron los inofrmadores, pero finalmente pudo más el instinto profesional.


El autor de las fotos no era un simple fotógrafo, sino el reportero gráfico de La Región, nuestro queridísimo compañero día tras día. En realidad se trataba del único reportero gráfico de la ciudad, pese al amplio y brillante censo de fotógrafos de estudio, alguno de los cuales se dedicó también más tarde al periodismo.


Referirnos a la plena dimensión humana de Enrique, tan poco frecuente dígase lo que se quiera, no bastaría para definirlo, y menos aún en oportunidades obituarias.


Hemos pretendido con estas líneas subrayar la característica singular de Enrique Reza Castro, uno de los últimos supervivientes de nuestra La Región, el único diario local y por tanto tradicional, multigeneracional, indispensable no a pesar sino aunque se lo calificase cariñosamente de 'hoja parroquial', quizá por su origen fundacional, anterior a la familia Outeiriño.


Disculpen estos dengues, inevitables en un periodista que echó los dientes en nuestra Casa, cuando tenía alrededor de 20 años y Reza no llegaba a los treinta. Éramos novatos, sí, pero reporteros.


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