Opinión

SOLITARIOS

Así como asegura el acervo popular, hay lenguas de doble filo y gentes con dos caras, pero también hay noticias que analizadas por un lado son altamente positivas y observadas por el otro lado nos dejan en suspenso. Según estudios y estadísticas, el ser humano, cada vez más en aumento, por circunstancias, necesidad o gusto, vive en soledad. Se incrementa el número de los solitarios, de las casas que albergan una sola alma. La familia tradicional se hace infrecuente, la realidad virtual domina la cotidianeidad y las comunicaciones afectivas se llevan a cabo pulsando las teclas de un ordenador. No se conoce en persona a aquellos a quienes se dirigen los afectos, amistades o pensamientos y deseos.


El caso es que se habla del cambio climático, de los polos que se deshielan por el calor, y sin embargo los habitantes de los países más avanzados caminan hacia el aislamiento más frío y desangelado, rodeado de emociones enlatadas. Ahora para poder reírse o aprender a hacerlo, existe eso que se llama risoterapia, como si la persona hubiera olvidado la risa. Las series indican la carcajada, por si el espectador no se ha dado cuenta. Y los aplausos televisivos se dirigen mediante grandes carteles. ¿Es el ser humano sociable en realidad, o es el sistema de la vida moderna, el que con sus prisas y complejidades convierte a los seres en sombras que jamás se encuentran entre sí? Aunque aparentemente no, ¿será verdad que se distancian de los demás como los astronautas se alejan de la tierra? Tanto es así, que el proyecto europeo Companhions, previendo que a finales de la década de 2020 un tercio de las poblaciones más avanzadas vivirá en soledad, ha creado 'amigos' artificiales, que tendrán la facultad de la empatía y les hablaran de forma natural por teléfono móvil u ordenador. La interacción de tan útiles 'acompañantes' girará sobre diversas tareas y unidireccionalmente. Ya no basta el 'chateo' con gentes de verdad.


Los amigos serán artificiales, lo que deja el sabor amargo del rumbo hacia la nada. Por muy perfectos que sean, nunca les latirá el corazón, ni tendrán la calidez del abrazo, la caricia, el beso. Por eso, guarden como oro en paño el calor del contacto con sus seres queridos. El recuerdo emocionado será más emotivo, dulce y confortante, porque se recuperará la vida real, como un resucitar en el encuentro.

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