Opinión

El aprendiz de Goebbels


Parece que las fiestas -a cuenta de todos- están tocando a su final en la ciudad de las luces, las orquestas y las pachangas. Se acaba el presupuesto y el dicho de “por el interés te quiero Andrés”, pues se torna a la inversa. Lo que quedaba en el cofre de los dineros públicos ahorrados para garantizar la viabilidad y futuro de toda una ciudad -vaya utopía- da para pagar las rondas de festejos de unos pocos meses más y... a dos velas a partir de la primavera del año entrante. Lo cual, que sirva de aviso para navegantes... y el que quiera entender que entienda. 

El reino de Taifas de algún iluminado se empieza a desmoronar como un castillo de naipes. ¿Alguien creía o pensaba que está historia, que ya ha durado demasiado, iba a tener otro final? Ahora empezará otro proceso, en el cual los más “fieles y leales” abandonaran el barco en un sálvese quien pueda y ahí te quedas tú con tu trono diáfano. Y es que, en está España nuestra plagada de Lazarillos de Tormes, nos ha ido a tocar el discípulo más aventajado... vaya suerte la nuestra. 

Pero el aprendiz de Goebbels aún no lo ve. Sigue instalado en su particular búnker, aislado de toda realidad. Trazando sus próximas campañas de acoso y derribo contra sus enemigos fantasmagóricos e imaginarios. Y los que aún le rodean no le trasladan lo que acontece por miedo a no se sabe qué. ¿Será por seguir cobrando ostentosas retribuciones de lo público hasta el último suspiro y sin dar palo al agua? ¿Será por eso? 

Y eso que”el amado líder mientras haya pasta” está ahora enfrascado en su nueva andanza para dentro de unos meses, y en el que le acompaña ya su único fiel escudero. Parodian a Don Quijote y Sancho Panza hasta en su personal lucha contra sus adversarios virtuales como si de molinos de viento se tratara. Y como todos sabemos, el resultado del desaguisado de tan particular batalla -en este supuesto virtual, contra la verdad y el derecho veraz a la información real- acabará con el pequeño Goebbels por los suelos y magullado por los golpes de las aspas de la realidad como nunca. 

Pero aún toca sufrir unos meses, sí... las estridencias verbales, las descalificaciones, los insultos, las vejaciones, los intentos reiterados de humillaciones, los despropósitos, la ineficiencia, la ineficacia, la incompetencia manifiesta, la confrontación gratuita, los presuntos acosos... en definitiva, espero que todos y todas hayamos aprendido perfectamente esta insufrible lección de lo que jamás de los jamases debe volver a acontecer. 

Han sido, y son aún, unos años para olvidar. Ahora toca reflexionar y analizar cómo se ha llegado a esta esperpéntica y surrealista situación que ni podíamos extraer de la peor de las pesadillas hechas realidad. Toca recuperar la cordura y el rigor institucional, el sentido común y la coherencia en nuestros actos. Y toca estar a la altura de las circunstancias y de las obligaciones morales y éticas de cualquier persona con responsabilidades públicas. Y vuelvo a reiterar: el que quiera entender que entienda, que el mensaje es cristalino. Y el principio del fin de nuestro aprendiz de Goebbels ya comenzó hace semanas, aunque él todavía no se haya enterado.

Te puede interesar