Opinión

En buenas manos

Una vez consumado el descenso, coincidía con mi socio y amigo de sufrimientos, Ángel, a la hora de abandonar el Pazo, que el COB había realizado un buen partido, "quizá mal dirigido", a su entender. Donde Spight y Yates justificaron con creces su condición de refuerzos y que Joseph no debía haber llegado hasta aquí. Una incógnita de porqué Adonys Henríquez se quedó fuera en los momentos decisivos y esa última decisión del técnico, García de Vitoria, de aguantar en defensa y no optar por la personal que le aseguraba la última posesión a la vez que traspasar la presión a Murcia. Opiniones para todos los gustos. Lo que no se puede permitir es un triple liberado, más en las manos de Kapelan, que ficha para eso, lo que a la postre certificó el desastre. 

Todo son cábalas, pero lo cierto es que el balance de resultados del conjunto ourensano, siempre al filo de lo incierto, ante los equipos de la escala media o baja ha sido deficiente, hasta el punto de agobiar y determinar el desenlace. Ese puñetero average le condena al descenso.

Pero que los árboles no nos impidan ver el bosque. Lo deportivo ahí se queda. Allá su responsabilidad y la proporción, técnico, jugadores, que cada uno quiera otorgarle. Otra cosa es la gestión, que en nada se parece y que debemos poner en su justo valor. El descenso no tiene que ser sinónimo de fracaso absoluto del club.

Lo que más engancha en una historia de infortunio es el resarcimiento. Ese punto, entre la memoria y el deseo, en el que se mueven los aficionados deseosos de recuperar el ánimo y mantener la esperanza. Que, en este caso, es real. Con una economía saneada, el apoyo institucional y social, dos años más firmados de patrocinios, el club, merced a la labor de sus gestores, Camilo Álvarez y Cesar Fernández al frente, tiene opciones y todo el derecho, por si los planetas se alinean, de pelear por la permanencia en una hipotética ampliación o abandono de otro equipo. Y aunque a cualquiera le gustaría conducir un Porsche, más si es regalado y con el depósito de gasolina lleno, el balance en la gestión indica que el volante debe seguir en manos de quien ya ha demostrado que es capaz de mantenerse firme en la carretera.

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