Imagina que vas caminando por la calle cuando, de pronto, algo irrumpe, te coge de la solapa y te sumerge en un oscuro agujero. La participación del COB en la LEB Oro había finalizado. Pasado un tiempo entiendes que el baloncesto está repleto de historias de equipos que creían poder llegar lejos y no lo consiguieron.
"Es lo que hay", que diría Geard Piqué. Toca "resetear" para afrontar una temporada de única razón: los resultados. "Berlín puede parecer barato y fácil para la gente que venía de París o Madrid, donde los alquileres son altísimos. Pero para los que somos de aquí los alquileres ya habían subido, no así los sueldos. Este nunca fue un lugar donde ganar dinero y hacer una carrera". Le explicaba Deanielle de Picciotto al periodista Bruno Galindo, cuando, a raíz de la crisis del 2008, la ciudad berlinesa era el nirvana laboral para nuestros jóvenes.
Ni la LEB Plata, por imprevisible, es una competición fácil para quienes, como el COB, llegan de nuevo. Tendrá que adaptarse a una competición con muchos meritorios predispuestos a una ofensiva a campo abierto y un buen grupo de veteranos más prestos a las tretas que a la pedagogía. La primera prueba, ante un Melilla donde sus "interiores" son quienes más aportaron desde fuera, la defensa fue de aquella manera y bastante hicieron aguantando el "chaparrón" de los exteriores ourensanos. Donde a Carter intenta apurar en su reciclaje, más parece costarle a Pennacchiotti, y de la obligatoria presencia de dos jugadores de formación intentan aprovecharse los Ventura, Nogués, Marín y Del Aguila. Menos penetraciones, el guión tampoco lo exige, y mucho mejor en defensa, por ahí viene la diferencia más notoria, que su rival. Debiera ser una constante.
