Opinión

Cataluña, ¿final 
de ciclo?

A medida que el calendario avanza y siempre lo hace de manera inexcrutable, vemos y escuchamos como los políticos catalanes partidarios de la consulta secesionista galopan y galopan. Cada vez con más sensación de prisa, con un punto de ansiedad bien encubierto por el tono amable y educado de quienes hablan. Galopan y galopan reafirmándose en sus posiciones y en sus fechas. Galopan y galopan para que a los demás no se nos olviden sus propósitos, para que no creamos que su ánimo está herido. Galopan y galopan pare decir al resto de españoles e incluso al mundo entero -seguro que el asunto catalán no quita un minuto de sueño a nadie que esté en cualquier organismo internacional- que ahí están, firmes como una piedra. 

La Diada ha pasado y en un abrir y cerrar de ojos llegará el día 19, fecha en el que el Parlamento catalán aprobará por vía de urgencia la ley de consulta con la que se pretende dar cobertura legal a la consulta prevista para el 9 de noviembre. Como galopan y galopan, nada más probar la ley citada se publicará en el boletín oficial catalán y al mismo tiempo -no hay que descartar esa posibilidad- Mas firmará el correspondiente decreto de convocatoria de consulta. Así, Mas habrá llegado al final de su galopada, habrá cumplido su compromiso y el Gobierno de Rajoy recurrirá ambas decisiones. Puede ocurrir que todo se precipite y que el 9 de noviembre, pese a lo que digan unos y otros, no haya consulta alguna que, sostengo, no se va a celebrar. 

Ahora hay que galopar porque el tiempo se acaba y Artur Mas lo sabe. Se acaba su tiempo y no va a tener más salida que unas elecciones anticipadas. Siempre podrá decir que él ha cumplido su compromiso de convocar la consultar y además, que no es cuestión menor, no habrá, que no la va a haber, comisión de investigación a Jordi Pujol. Cuando el día 22 el expresidente comparezca en la cámara catalana, es mas que posible que el final del ciclo, de este ciclo en el que Mas ha sido cómplice necesario, haya llegado a su fin aunque este final todavía no ocupe lugar en boletín oficial alguno. 

ERC, que sale de todo este laberinto limpio de polvo y paja, no quiere pisar ningún acelerador. No quiere agobiar a Artur Mas. Le bastan las magníficas expectativas electorales que todos le atribuyen para que a ellos sí les haya compensado este bucle infernal. Para ERC, que nunca ha engañado a nadie sobre sus objetivos políticos, el bucle no ha sido infernal. Al contrario. Un regalazo que le ha puesto en bandeja Artur Mas que además de haber optado por su propia inmolación -no tiene otra salida- de paso ha destrozado a su partido que de ser referente ha pasado a ser mero acólito de un tiempo que se está acabando. No habrá consulta, todos habrán cumplido y a la vuelta de Navidades, a votar. A esto, creo, en política se le llama "fin de ciclo" y es hacia donde, en mi opinión, camina, sin posibilidad de retorno, la política catalana.

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