Opinión

Río das Sombras- corga da Fecha-Via Nova

Nueve en una soleada dominical pateamos el flanco norte de la sierra do Xurés, comenzando en la mas iglesia que ermita de Nosa Señora para adentrarnos en las entrañas pétreas del río de As Sombras y continuar por pista y, a veces, monte a través, salvando alguna corriente de paso a saltos. El desplome del sendero de la garganta de A Fecha puso a prueba a los montañeros, que consumieron más agua que hubiese cuando pusieron fin a la caminata contactando con la vía romana: Vía Nova. 

Río das Sombras 

Para comenzar la ruta, asentamos nuestros vehículos bajo el amparo de un gran carballo en la misma iglesia do Xurés. Untados de crema antisolar rostro y brazos para aliviar las quemaduras a pesar de sombreros y gorras lucidos por casi todos. Nos pusimos en marcha por la térrea pista que lleva, después de 20 minutos o más, al fondo por donde discurre el río Vilameá, aunque prefiero llamarlo de las Sombras, porque nace en las minas del mismo nombre, como acogido a una vertiente que viene de la portela de Amoreira en la misma linde fronteriza con Portugal. Arribados al paso del río, un puente de madera facilita el tránsito de una a otra orilla cuando antes había que arriesgar, sobre todo por lo resbaladizo de las pulidas rocas. Fotos a decenas para conmemorar el paso que resultaría, sino solemne, si de cierta satisfacción para la casi decena de caminantes que mejor montañeros.

Subida,y bocata al murmullo de las aguas

Yendo a la vera del río por más de una centena de metros por granítico sendero, al paso del puente de madera había que ascender, alguna vez en zig-zag, por vereda enlosada o excavada, ya por la margen derecha del río que por este mayo, sino pletórico, sí de bravas aguas que se despeñan en dos cascadas de cierta altura y otras menores, formando pozas todo él con esas aguas que esmeralda parecen, y donde todos como necesidad de abluciones al menos. Paradas intermitentes, mas que para descanso, para impresionar los momentos con eso que llaman cámaras y, aunque la hora temprana, se hallaría lugar ad hoc, o sea adecuado para el montaraz almuerzo. En lugar cercano al brote del río, a pesar de lo tempranero de la hora, hicimos asiento para comer aprovechando la sombra de un pino que se agradecía por el ardiente e inclemente sol. Bocatas de algunos, táper de otros, fotos allá y acullá, reposo total por menos de una hora, y ya en marcha, nos fuimos pista adelante, en dirección noroeste. 

Placa Nes, inexistente

La pista dejaba a nuestro costado el valle por donde discurre el río das Sombras y el sendero montañoso-fluvial. Llegamos a grupillos a la roca donde se adosó una placa en los años 80 al eximio José Nespereira, que algún desaprensivo llevó tras extraerla de sus clavos e incrementar su colección , se supone. La placa fue colocada por iniciativa de la SGHN, donada por el escultor Buciños, y con acto homenaje del Concello de Lobios. Concurrimos aquel día una centena de caminantes en el acto inaugural en memoria de Nes, que fue un insigne geólogo estudioso del Xurés, ido tempranamente. Lástima que en ésta caminera faltase su viuda, Victoria Jato, buena andadora de montañas. 

Valle de Riocaldo

Doblando por la pista a izquierda, luego de un caminar de unos 3.000 metros desde el lugar donde comidos, avistamos el estrecho val de Riocaldo por donde discurre el río del mismo nombre con aguas termales que dieron origen en su tiempo a la mansión Aquis Originis, romana, por donde pasaba la Vía Nova referida como XVIII del Itinerario de Antonino, que es una compilación de todas las calzadas del Imperio. Proseguimos el andar por la amplia y térrea pista, doblamos a derecha por otra de menos presentación y un tanto sedientos, se avistaría, una mas que manada, familia de caballos bravíos, el famoso garrano del Gerês, pastando a las sombras macho, hembra y dos potrillos. Aliviados los calores bajo las frondas de los pinos, que aunque no son las que más frescor proporcionan atenuaban el sol. Hubimos de atravesar un riachuelo, y otro más adelante, de cierto fuste, que casi invitaba a descalzarse si no fuese que un decidido diese el salto que ya invitaba al resto, mas que por la anchura porque el lecho de aguas muy someras deslizándose por el cauce rocoso podía estar resbaladizo. Se aprovecharía el momento para darnos cierto respiro de sudores y hacer una abluciones. 

El mayor Viborario de la Península

La sierra del Xurés es el mayor reservorio del país en vipéridos. No hay vez en el que no se aviste alguna, y nosotros como no podía ser de otro modo, también testigos de un par de avistamientos. El primero de una viborilla cuando a solamente unos cientos de pasos para caernos por la cascada de A Fecha. Fue en un pantanillo en medio del camino. El reptil, apresado con unas pinzas, sería introducido en una plástica botella para el serpentario de Coruña. Luego un primo me comentaría lo del Xurés como terreno propicio para estos reptiles de la clase vípera latastei., donde acaso tienen el mayor reservorio de la península Ibérica. El segundo avistamiento, fugaz, en el sendero A Fecha. 

Corga da Fecha

La cascada de A Fecha de este lado de la frontera en el Xurés; la del Arado, en el Gerês, en el otro lado, tal vez sean las más conocidas. La nuestra es a modo de filamento acuoso que se desploma desde muy arriba, la del Arado, tiene dos tramos: amplio el primero y de más caída el segundo aunque haya que remontarse más de un km. aguas arriba del río para verla. Por a Fecha o Fecho, que sería mas preciso, por hendidura, discurre por su lado izquierdo un sendero precipitadísimo y que exige ciertas precauciones para no rodar ladera abajo, que si me apuráis, mejor subirlo que bajarlo. Aquí se disgregaron las caminantes. Y así fuimos afrontando el sendero casi vertical de montaña que exigía mucha atención para no salir rodando a tanta velocidad cuanto las aguas o más. 

Riocaldo. Sed y calor 

Como si no disociadas sentimos sed al llegar la pie de la cascada donde en una de las pozas se solazaban varios bañistas de ambos sexos, pero ninguno hispano y sí portugueses. Nosotros desde allí recorrimos parte o un tramillo de la Vía Nova hasta Riocaldo atopando más jóvenes de baño en presa del río, y más abajo, en la piscina termal gratuita al lado del río, mientras, se supone, los más pudientes, de baños pagados en la piscina con cubierta acristalada, semiesférica, del Hotel Caldaria una magna instalación que vino a “sustituir” a un pequeño edificio con baños decimonónicos que existieron en el mismo solar y fue arrasado. Fuimos a apagar la instante sed en un barzucho del lugar, aunque con mas pretensiones de pasar de ese status donde servidos a cervezas, alguna gaseosa, aguas minerales, a la carrera porque alguno debería estar a tiempo para coger el tren Avant, que salía a las 20.00 horas, partieron cuatro a la carrera casi para bajar los autos desde la Ermita. Así pusimos fin a una de treking montañero en la que se rozarían los 25 km. que endureció en la segunda parte un pegajoso sol, aunque soportable por la preparación de todos los camineros, como en Portugal dicen a los caminantes. 

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