Opinión

El paso imprescindible

El Gobierno ha dado el primer paso imprescindible para lo que pueda ocurrir en el futuro, la prolongación de la legislatura o la convocatoria anticipada de elecciones con la presentación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado.  Es también el paso imprescindible que pone de manifiesto las líneas principales de lo que será su acción del Gobierno si llega el caso de que sean aprobados por las Cortes.

Son también, más allá de las cifras, el primer acto de la futura campaña electoral que trascenderá a las previas municipales, autonómicas y europeas. Tras las dudas que en algún momento han asaltado al jefe del Ejecutivo sobre si debía o tenía que presentar sus propios presupuestos, Pedro Sánchez ha cumplido con su principal deber que es hacerlo y tratar de lograr su aprobación.

Sí, en efecto, se trata de unas cuentas públicas de caráccter social para huir “del pasado en blanco y negro” y blindar el Estado de bienestar, y elaborados bajo los principios de “equilibrio, convivencia y unión”, como explicó la ministra portavoz, Isabel Celáa, tendrán que ser los otros partidos los que han de explicar por qué si se cumplen los requisitos impuestos por la UE se limita la posibilidad de gastar más sin poner en riesgo la recuperación, por qué se oponen a la reversión de los recortes, a las subidas de las pensiones, al aumento del impuesto de sociedades son estas empresas que más ganan  las más insolidarias; y en el caso de los partidos catalanes, por qué renuncian a la inversiones, las mayores previstas en los últimos años para beneficiar a sus ciudadanos, pese a la decisión del Gobierno de no ceder ni un ápice si se pretende relacionar presupuestos y autodeterminación o la situación de los presos.

Este primer paso del Gobierno no está exento de riesgos. Las críticas de la oposición o de los pretendidos socios no han sido de tono menor, ante su legítimo deseo de pasar cuanto antes por las urnas. La aprobación de los PGE supondría retrasar hasta el final de la legislatura la permanencia del Gobierno socialista, pese a que estaría bajo la presión constante  por mantener el inquilinato en La Moncloa con la ayuda de los independentistas, lo que supone un terreno abandonado a la demagogia y la crítica fácil y que chirría incluso a algunos barones socialistas.

Sin duda se trata de unos Presupuestos claramente socialdemócratas que ponen a las personas en su centro con los que el Gobierno busca que se produzca una relación causa efecto entre los avances que plantean y el voto de las personas beneficiadas. El Gobierno anterior comprobó que la mejora de la economía no era condición suficiente para ganarse el aprecio de los ciudadanos cuando no se transferían rentas y no se redistribuían los beneficios del esfuerzo realizado por las clases medias y trabajadoras para salir de la Gran Depresión.

Si el Ejecutivo logra sacar adelante los Presupuestos habrá cumplido con su obligación, tratar de gobernar con sus propias cuentas, y habrá conseguido uno de los principales objetivos de la presentación de la moción de censura, cambiar la política económica para recuperar derechos. Y si no puede hacerlo porque no obtenga el apoyo de los independentistas, del PNV y de Podemos tendrá una parte de la campaña  hecha cuando quiera que se celebren las elecciones generales.

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