Opinión

Integración contra el yihadismo

Los jueces de la Audiencia Nacional Eloy Velasco y José de la Mata, además de ocuparse de los casos de corrupción que llenan las páginas de los periódicos dedican la mayor parte de su tiempo a la lucha contra el terrorismo yihadista. Hace unos días el presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, explicaba que cerca de un cuarto de las causas que se tramitan en este órgano judicial tienen que ver con el yihadismo, y son más de 300 los procedimientos abiertos.

Ambos jueces tomaron declaración ayer a los detenidos en operaciones antiterroristas realizadas en los últimos días en Barcelona. Alicante y Ceuta en las que han sido detenidas una docena de personas algunas de las cuales desempeñaban un papel determinante en la captación, financiación y proselitismo en favor del Estado Islámico y también en la acogida y escondite de retornados y terroristas.

La operación desarrollada en Cataluña por los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional y la belga que ha permitido la detención de tres presuntos terroristas relacionados con los atentados de Bruselas del pasado año da prueba de su peligrosidad y papel en la estructura del Daesh en Europa y en nuestro país, aunque ninguno de los detenidos en las operaciones realizadas tenía previsto atentar en España. Tanto el egipcio detenido en Teulada (Alicante) como el marroquí apresado en Ceuta, tenían un cierto predicamento en la comunidad musulmana, y otros de los detenidos tenían armas en su posesión y también serán acusados en algunos casos de tráfico de drogas, que utilizan para la financiación de sus actividades.

La amenaza del terrorismo yihadista es una realidad con la que no queda más remedio que convivir y que procede de la radicalización de musulmanes que en muchos casos viven desde hace tiempo entre nosotros o que son españoles de segunda generación -de ahí la inutilidad del cierre de fronteras-  y sobre los que hay que actuar de forma preventiva para evitar que caigan en las redes yihadistas antes de que sea necesaria su represión mediante la intervención de jueces y policías, que han demostrado su eficacia en los últimos años por su gran experiencia previa.

Es esa labor preventiva la que se considera fundamental para evitar la proliferación del yihadismo, incidiendo en la educación de los musulmanes que viven entre nosotros, por cuanto muchos de los jóvenes que acaban en las redes yihadistas carecen de un buen conocimiento de la doctrina del islam que compaginan con un desprecio a los valores de las sociedades en la que residen, para lo que es preciso contar también con los imanes de las mezquitas o con su control para que no se conviertan en agentes salafistas.

La segunda aproximación preventiva es la adopción de medidas para la integración de los jóvenes musulmanes y que, sin perder su identidad, se vean acogidos por una sociedad que les proporciona posibilidades de desarrollar su vida y el valor de la tolerancia. Afirmaba recientemente el alcalde de la ciudad libanesa de Trípoli durante la celebración de un foro sobre violencias urbanas celebrado en Madrid que "si un cuarto del dinero dedicado a la seguridad se dedicara a buscar las causas del problema, sería una inversión mucho más productiva". No le falta razón. Y apostillaba la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena que "las autoridades no pueden demostrar la misma actitud que los terroristas" con bombardeos frente a la amenaza terrorista.

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