Opinión

Pensarlo bien

El día de reflexión es un anacronismo, como la imposibilidad de publicar encuestas en la semana previa a la celebración de unas elecciones, y ambas medidas fuera de contexto en una época de nuevas tecnologías que lo invaden todo. Y aun así hay personas que deciden su voto en el último instante. Estos indecisos son quienes van a decantar los resultados electorales, sobre todo en el lado de los partidos constitucionalistas, donde las dudas de los ciudadanos hacia quien votar son mayores que en los partidos independentistas, que están plenamente movilizados y con su voto más determinado.

Quizá estos indecisos puedan reflexionar mejor sin el ruido de campaña en el último día, pero también el último mensaje de los partidos lanzado sobre el sonido de la bocina podría ser el determinante para decantar su voto. La esperanza de los partidos contrarios a la secesión es que la participación sea superior al ochenta por ciento.

Los catalanes llamados mañana a las urnas tienen una inmensa responsabilidad en la normalización de la vida interna de Cataluña y de todo el país. Los independentistas han realizado a lo largo de los años precedentes un ensayo general de su deseo de independencia. Han movilizado a la mitad de la población, han promulgado leyes a su medida, han intentado poner en marcha estructuras de estado sin conseguirlo, han fracturado la sociedad y saben quiénes están de su lado y en el lado contrario y finalmente han obtenido la respuesta prevista por parte del Gobierno de la nación al intervenir la autonomía y destituir al gobierno rebelde. Quien piense que los independentistas se van a diluir o a aburrir  o que van a volver a un sentimiento autonomista se equivoca.

Los últimos mensajes electorales van en la línea de ir a la confrontación directa si consiguen nuevamente la mayoría absoluta en escaños. Están convencidos de que las urnas absuelven los delitos –en eso han tenido buenos maestros a nivel nacional-  y esperan que su triunfo produzca mayores contradicciones entre como entienden la democracia y la justicia que en ese momento la Unión Europea no tendrá más remedio que ponerse de su parte.

Si gana el independentismo en escaños la reedición del conflicto con todas sus consecuencias negativas está servido. Pero ni los presos saldrán de la cárcel, ni las empresas ni los turistas volverán a Cataluña de forma inmediata, ni el ambiente social alcanzará cotas de normalidad. Como han demostrado cuando ha convenido a sus intereses ERC, JxCat y la CUP son capaces de ponerse de acuerdo en contra del Estado, y la designación de quién presida la Generalitat no será el mayor inconveniente.    

Ciudadanos y PSC está previsto que aumenten sustancialmente sus escaños en detrimento de un Partido Popular que lucha denodadamente por el puñado de votos que le permita salvar la cara. Todos dicen ser merecedores del voto útil contra el independentismo: Ciudadanos, al calor de las encuestas que le dan como vencedor en votos; el PSC, con su discurso de la transversalidad y la reconciliación, y el PP para no hundirse y porque, aunque sean pocos, habrá que contar con sus escaños.
Los votantes de CeCP, de Ada Colau, sí que tienen que pensar. Más que lo que van a votar, lo que se va a hacer después con su voto. 

Te puede interesar