Opinión

El homenaje al Zamora 8 cumple la vieja ilusión del Coronel Castaño

Con el coronel Antonio Castaño
photo_camera Con el coronel Antonio Castaño

Los lectores ya conocen, porque quedan reflejados en las páginas de “La Región”, el éxito y la respuesta ciudadana a la serie de actos promovidos por la Subdelegación de Defensa de Ourense en recuerdo de la presencia en la ciudad del Regimiento de Infantería de Línea Zamora 8, “El Fiel”. En esta segunda fase, resulta espectacular y emotivo la respuesta del vecindario ante el vigente programa de actos, sobre todo por la exposición que permanece abierta en el Centro Marcos Valcárcel de la Diputación. En ese sentido, hay que destacar y subrayar el agradecimiento que merece el coronel del Arma de Artillería Jesús Antonio Peñas Precker, por su iniciativa y desarrollo del homenaje al viejo regimiento de San Francisco, que fue uno de sus proyectos iniciales al llegar a esta ciudad como subdelegado de Defensa. Yo quiero hoy recordar a otro coronel, esta vez de Infantería, Antonio Castaño de Meneses, ya fallecido, que fue jefe del batallón en armas que tuvo el Zamora, al que estuvo vinculado desde sus tiempos de Capitán y los diversos destinos que tuvo aquí a lo largo de su vida militar. Castaño tenía dos ilusiones: que se hiciera un homenaje a los miles de soldados de reemplazo que sirvieron en el Zamora 8, pero no tuvo la suerte de ver realizada aquella idea, y que quedara constancia en San Francisco de que el Regimiento estuvo allí. Cumplida pues aquella ilusión de uno de los más queridos oficiales de aquel tiempo. Todavía hablábamos de eso con frecuencia, cuando era delegado de la Asociación de Veteranos.

En la exposición citada y en mi libro sobre el Zamora 8 y su relación con Ourense, editado por la Diputación, que será presentado el 8 de mayo, figuran varias fotos, ahora exhibidas en la exposición. Por eso, al reencontrarme con su familia en el Centro Marcos Valcárcel recordé precisamente al, para mí, capitán Castaño, y sentía que también estaba allí con nosotros, junto a otros inolvidables mandos, como Eguileta, Baltar, Camiña, Freire, Blanco, Parrado, Mestre y otros queridos oficiales y jefes del tiempo conmemorado. Creo que sería un acierto que se invitara a visitar esta exposición histórica a grupos de colegiales y que, incluso se llevara a modo itinerante a otros lugares de la provincia.

Aparte de que todavía la exposición seguirá varios días abierta hasta mayo, quedan otros actos del programa de homenaje al viejo Tercio de Bobadilla, como se decía antes, “nacido al amparo de la victoria el 30 de abril de 1580, para someter a los levantiscos portugueses a la autoridad augusta de Felipe II”. De ese tiempo, de los tercios y del “Camino español a Flandes y el episodio de Empel”, que dio a la Infantería el patronazgo de la Inmaculada, hablará el teniente general César Muro, habrá un coloquio y un almuerzo cuartelero de veteranos y cerrará el ciclo la presentación de mi libro.

Tiempos, pues, de recuerdo y evocaciones, y para compartir con sus familias y las nuevas generaciones, la memoria de cientos de ourensanos y otros gallegos que sirvieron en el Zamora 8, donde quedaron prendidos momentos memorables de sus vidas. Y no quiero olvidar que gracias al cariño y al cuidado de los soldados que pasaron por allí, desde la desamortización de Mendizábal, se conservó, sin otros medios que la buena voluntad, el claustro del siglo XIV que forma parte del patrimonio nacional.

Como escribió Cela, “quien no haya sido soldado de Infantería quizá ignora que cuando el hombre se cansa, aún le faltan muchas horas y muchas leguas para cansarse. Porque el secreto de la Infantería -nosotros estamos hablando, naturalmente, de la Infantería española-, la de las cornetas en el cuello de la guerrera es el sacar fuerzas de la flaqueza y hacer de tripas corazón, que nunca más noble destino tuvieron ni para nada mejor pudieron servir”. Y precisamente, en esta conmemoración que celebramos, a la que tantos ourensanos se han unido con el corazón encendido, se cumple aquello otro que también escribió Cela: “La Infantería no es la masa, es la compañía. La Infantería no es, a veces, ni el concierto; es siempre la arrebatada canción del solitario centinela, que canta para que el cabo de guardia sepa que está vivo”. Este homenaje recuerda a todos que aquellos viejos soldados de San Francisco siguen, por fortuna, vivos y listos para el servicio.

Te puede interesar