Opinión

La refrescante acedera

Imagen de una acedera común.
photo_camera Imagen de una acedera común.

La acedera, conocida científicamente con el nombre de Rumex acetosa, es una planta herbácea perenne, poco robusta, perteneciente a la familia de las Poligonáceas y que, en algunos casos, puede alcanzar hasta casi un metro de altura. Su parte aérea se marchita en invierno y revive en primavera. En Galicia están presentes dos subespecies: la Rumex acetosa subsp. acetosa presente en prados fértiles, herbazales, bordes de caminos y carreteras, generalmente en terrenos silíceos y húmedos, y la Rumex acetosa subsp. biformes, adaptada a las duras condiciones de salinidad y viento de los acantilados de las zonas costeras. Se diferencian en que la subespecie biformis tiene las hojas carnosas y verde brillantes por el haz, mientras que la subespecie acetosa son apenas carnosas y de color verde mate. Además la inflorescencia de la biformis es muy densa mientras que la de la acetosa es más laxa. En Galicia viene denominada como aceda, acedeira o vinagreira y en castellano se le conoce también como acedera común, acedilla, agrilla, alcalamines, espinaca silvestre, romaza medicinal o vinagreta. Según los datos aportados por diversos autores existen además en nuestras tierras gallegas otras especies del género Rumex como Rumex acetosella subsp. angiocarpus, conocida como acedera menor o aceda mansa, Rumex bucephalophorus subsp. hispanicus y subsp. gallicus, Rumex crispus, Rumex conglomeratus, Rumex induratus, Rumex intermedius, Rumex longifolius, Rumex obtusifolius, Rumex papillaris, Rumex pulcher subsp. pulcher y subsp. woodsii, Rumex rupestris, Rumex sanguineus, Rumex scutatus, Rumex suffruticosus.

Etimológicamente el nombre Rumex, ya citado por el escritor y militar romano del siglo I Cayo Plinio Segundo, conocido como Plinio el Viejo, procede del latín, y significa “asta” en referencia a las hojas con forma punzante o en forma de lanza de algunas especies de este género; el epiteto acetosa procede del característico sabor amargo y ácido picante de sus hojas debido a su contenido en ácido oxálico.

Es una planta dioica, es decir, con pies femeninos y pies masculinos. Su sistema radicular, es algo leñoso y está muy desarrollado, con un rizoma irregularmente globoso. Sus tallos son solitarios, nudosos, erectos, estriados, y de color rojo carmesí en la base, sobre todo al final de verano. Sus hojas basales, en forma de roseta, están provistas de un largo peciolo y son lanceoladas, con dos lóbulos puntiagudos dirigidos hacia atrás; las hojas superiores presentan un peciolo más corto y son alternas y triangulares o lineares. Todas acaban en punta, y son carnosas. Presentan unas estípulas mas o menos membranosas que al soldarse forman una vaina tubular de color ocre que rodea al tallo justamente en la base de las hojas. Las flores se agrupan en la parte superior formando inflorescencias muy densas y ramificadas de color verde rojizo inicialmente y púrpura en estado de madurez. Son muy pequeñas y florecen a partir de la primavera. El fruto es de color negro o marrón oscuro brillante y con tonos rojizos.

Las acedeiras se pueden comer crudas en ensalada, sobre todo sus brotes tiernos. También pueden consumirse cocidas, aunque no conviene abusar de ellas, ya que no son muy saludables sobre todo para las personas que padecen cálculos. Por ello, se aconseja tirar el agua de la cocción. Una vez escurridas se pueden utilizar para elaborar sopas u otros platos como la panceta o el bacon, con ajo y huevos. De sus hojas se puede obtener, asimismo, un tinte amarillo y de sus raíces uno de color rojo.

En el libro de la desaparecida botica del Monasterio cisterciense de Santa María de Meira, en la provincia de Lugo, y titulado “Alegaciones curativas tomadas de lo escrito por el Remo. P. Maestro y esclarecido obispo, Fr. Juan Caramuel, monje cisterciense, hijo del Monasterio de La Espina. Ad usum del Colegio de Artes de Santa María de Meira” y que con toda probabilidad hace referencia a la “Palestra Fármaceutica” de don Félix Palacios, del año 1778, en la lista de plantas e hierbas medicinales se cita la “acedera” como una especie usada para elaborar aguas diuréticas, propias para curar enfermedades del hígado, de los riñones y de la orina. La acedera tiene además efectos laxantes, aperitivos y reconstituyentes. Por su alto contenido en Vitamina C se usaba para combatir el escorbuto. Con ella, se puede elaborar un “vino de acedera”, troceando de veinte a cuarenta gramos de raíces frescas y macerándolas en un litro de vino blanco durante unas dos semanas. Una vez filtrado se puede tomar un vaso pequeño antes de las comidas.

De niños, cuando salíamos al campo en días de calor, comíamos directamente sus tallos más tiernos por su efecto refrescante.

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