Opinión

Impávido

Arthur Rimbaud, amante de Paul Verlaine, escribió un doloroso epitafio, dispuesto a sacrificar dignidad, salud y pureza: “Me gusta más, igual, lo mismo/ pudrirme en el estanque,/ bajo la horrenda nata,/ junto a los mataderos flotantes”. Verlaine anunciaba a todos sus conocidos, como si fueran su único destinatario, que iba a suicidarse. 

El Viejo Milenario coincide con el escultor, escritor y profesor José Luis Gutiérrez que, impávido ante una terrible enfermedad, se enfrenta ante lo inevitable con serenidad que sosiega el ánimo; no teme a la muerte porque tiene el amor de los suyos y se siente útil a la vida que le permite seguir aportando lo más importante de los seres humanos: el pensamiento creador de belleza que engendra el amor.

Esa serenidad compartida ante lo inevitable, la muestra el pueblo palestino que espera, en medio del caos, la enfermedad, las mutilaciones y la violencia, a que llegue el genocidio final anunciado por Yahvé a Moisés. El sionista Benjamín Natanyahu, última reencarnación del profeta Elías, que en un alarde de fuerza y crueldad degolló sin remordimientos a 400 sacerdotes de Baal, que se habían enfrentado a Ben Gurión (primera reencarnación del inmortal Elías en el nuevo Israel).

Una vez más, Goliat vence a David y los émulos de Goliat se regodean contemplando cómodamente en su butaca favorita cómo la fiera devora al cebo y, sedientos de sangre, celebran el haber apostado por el más fuerte y seguro ganador del combate. Pero el destino depara sorpresas que el Viejo Milenario, escéptico de la condición humana, valora por simbolizar la esperanza de los humildes ante la fortaleza de los poderosos. La gesta que dignifica a los valientes la realiza Pedro Sánchez en su condición de presidente del Consejo de la UE. Después de condenar, sin paliativos, el terrorismo de Hamás, demanda del Gobierno Israelí que se avenga a cumplir con los tratados internacionales y no descargue su violencia sobre la población civil, especialmente con los niños, principal objetivo del ejército. ¿Cómo es posible que el mundo permanezca impávido ante la matanza de inocentes? ¿Cómo es posible que se critique al presidente Sánchez por sus declaraciones en pro de la paz? Todo es posible, Rimbaud y Verlaine se amaban y llegaron a odiarse. José Luis Gutiérrez soporta estoicamente una terrible enfermedad porque sublima el amor de los suyos. Israel mata a los niños de Gaza para exterminar al pueblo que usurpa tierra que les pertenece por mandato divino.

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