Opinión

La dignidad es infinita

Tomo el título del documento “Dignitas infinita”, publicado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe después cinco años de estudio y varias correcciones por el papa Francisco. No ha sido recogido por muchos medios de comunicación, y entre los que la recogieron hay división de opiniones, unos favorables, otros que no profundiza en los temas tratados: la pobreza, la pena de muerte, la guerra, la emigración, la esclavitud, la prostitución, la tortura, el racismo, el tráfico de drogas y de armas, el terrorismo, el crimen internacional organizado, los abusos sexuales, la violencia contra las mujeres, el aborto, los vientres de alquiler, la eutanasia, la situación de las personas con discapacidad, la teoría de género, el cambio de sexo, la violencia digital. Como siempre que algo sale del Vaticano genera polémica, aunque esta vez no tanto como “Fiducia supplicans”, publicado el 18 de diciembre, con el que Doctrina de la Fe abría la posibilidad de bendecir a las parejas en situación irregular -como divorciados o parejas del mismo sexo-, al margen de cualquier ritual.

Dentro de tanta culpabilidad al ciudadano, pienso que es bueno comentar lo que más daño individualmente puede estar causando a la sociedad. Aunque no aporta muchas soluciones, sí las denuncia, en la línea de Jesús de Nazaret, que explicitó claramente el reconocimiento de la dignidad de toda persona, sobre todo de aquellas que eran calificadas de “indignas”. En esa línea está la Libertad, que tanto están restringiendo para beneficio de unos pocos, conduciendo paso a paso al resto a ser meros vasallos, como predijo Juan Pablo II: “Pocos los que poseen mucho, y muchos los que no poseen casi nada”; la pregunta que me hago ¿quizás a la larga esclavos? No lo creo, como he escrito en otras ocasiones, una parte cada vez más numerosa está respondiendo y enfrentándose a las imposiciones de los poderosos. Hay jóvenes, intelectuales, científicos, algunos vilipendiados, también un escrito de más de 1.600 científicos, varios premios Nobel; por último, lo escrito en “Dignitas infinita”. Hay razones para creer que a medio plazo la sociedad volverá al camino que no debió dejar, los principios que hicieron grande a Occidente: los griegos, romanos, judíos y cristianos, y que ayudarán al resto del mundo.

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