Opinión

La crisis financiera

El escándalo de uno de los bancos más importantes de la City londinense muestra a las claras las causas de la crisis financiera de estos años. Falseamiento, ocultamiento, forja de apariencias. En definitiva, mantener la imagen a como dé lugar y/o obtener pingües beneficios como sea. Si la actividad financiera consiste en maximizar el beneficio utilizando los procedimientos que permitan tal objetivo, con independencia de su categoría moral, entonces no es difícil, todo lo contrario, adivinar cuál ha sido motivo que ha posibilitado los engaños, estafas, fraudes y todo tipo de tropelías como estamos conociendo en este tiempo. Si a esto añadimos que las instituciones de regulación, supervisión o vigilancia miraron para otro lado, entendemos perfectamente que durante algunos años se produjera una de las más profundas crisis del sistema financiero.
En efecto, el departamento de justicia de los EEUU ha presentado acciones penales contra varios bancos y contra sus principales directivos. En concreto, se sospecha que en la manipulación del mercado interbancario del Libor hay entidades financieras con sus responsables implicados. Por lo pronto, se ha conocido que Barklays Bank, el segundo mayor banco del Reino Unido, pagó nada menos que 290 millones de libras esterlinas por haber manipulado y por haber presentado informes falsos que afectaron al cálculo de Libor y del Euribor. Tales artimañas parece que se produjeron por parte de las autoridades del banco británico para mantener y acrecentar sus beneficios así como para ofrecer una imagen de solidez económica en pleno fragor de la crisis. La constatación de estos ilícitos se ha cobrado ya el cargo al consejero delegado así como el del presidente de la compañía. Además, por si fuera poco, otras instituciones financieras están en la mira del departamento de Estado de los EEUU, en concreto, JP Morgan Chase y Deutsche Bank.
La confesión de las autoridades de Barklays dejó al aire el sofisticado procedimiento de alteración y manipulación del Libor, el tipo de referencia mundial que se fija diariamente en Londres a partir de las estimaciones facilitadas por entre ocho y veinte bancos acerca del interés al que piensan que sus competidores les prestarán dinero. Es decir, un escándalo de proporciones mayúsculas que afecta a transacciones por valor de varios trillones de euros.
Así las cosas, el primer ministro británico Cameron encargó una investigación parlamentaria para evaluar la actuación del sector financiero así como una comisión técnica para revisar en profundidad el método de cálculo del Libor y dotarlo de mayor objetividad y seguridad.
En fin, poco a poco vamos conociendo lo que nos temíamos. El fin justifica los medios y para los protagonistas de la crisis de manera especial. Si hay que falsear, ocultar o aparentar datos con tal de obtener grandes beneficios, no hay problema. Si hay que mirar para otro lado sin con esa actitud se garantiza la reelección, se hace sin problema. Si hay que engañar a la ciudadanía con tal de asegurar tales o cuales porcentajes de apoyos, que le vamos a hacer. Así son las cosas.
La crisis no se arregla solo con normas y procedimientos. Es menester reconocer que en estos años se ha permitido, por unos y por otros, que la corrupción se haya enseñoreado, de una u otra manera, del mercado financiero y del mercado electoral. Las consecuencias las vamos conociendo poco a poco y sus protagonistas, poco a poco, tendrán que dar cuentas de sus actos. Así es la vida.

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