Opinión

Amnistía humanitaria de extrarradio

Causa alarma social que a estas alturas del sanchismo todavía haya una corriente oficial político-mediática de obstinado pensamiento único capaz de defender lo inexplicable: el texto final de la Ley de Amnistía con interpretación libre del delito de terrorismo. La letra pequeña y grande de esta compra encubierta de votos y poder no sólo traspasa la ética legal, sino que linda con la extralimitación moral. La capacidad de asombro de los españoles es enmendada día tras día en una humillación social de invasión autocrática de la democracia que recuerda bastante a los excesos bolivarianos. Primero pactando con quienes dijo Sánchez que no pactaría al convertir su insomnio en sonambulismo político de la mentira previo engaño electoral. Después indultando a los delincuentes golpistas condenados por el Supremo en lo que pareció el cuestionamiento premeditado del Estado de Derecho. A continuación suprimiendo el delito de sedición y rebajando el de malversación, que fue el caballo de la corrupción sobre el que cabalgó Sánchez hacia La Moncloa. Más tarde blanqueando a los herederos políticos de los terroristas de ETA, para hacerlos pasar por demócratas de toda la vida entregándoles Pamplona en calidad de socios prioritarios. Y ahora traspasando la raya roja del terrorismo para incluir bajo el paraguas de la amnistía inconstitucional al prófugo Puigdemont mediante un blindaje libertino que liquida la separación de poderes.

Resulta inconcebible que un país como España llegue a este extremismo corrector de la Constitución y los tribunales para perseguir a quienes aplicaron la Ley. La Ley de Amnistía no solo protege a los delincuentes y criminaliza a los jueces, sino que enmienda al propio rey cuando en 2017 llamó a restablecer el orden constitucional tras la declaración unilateral de independencia y los referéndums ilegales. Según el socialista Page, el PSOE de sitúa en el “extrarradio” de la Carta Magna, una verdad política que cabrea al sanchimo y esperanza al socialismo tradicional.

El sanchismo y sus socios han acuñado una nueva definición de terrorismo sólo al alcance de prestidigitadores sin escrúpulos. Ahora distinguen entre terrorismo bueno y terrorismo malo, entre terrorismo con o sin violación de derechos humanos, entre terrorismo de primera y de segunda, entre kale borroka catalana de baja intensidad y kale borroka vasca de intensidad terrorista. Según la Real Academia Española que inspira el Código Penal, “terrorismo es la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror; la actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”. En consecuencia, la actuación coordinada de los CDR, Tsunami Democrátic y sus ideólogos intelectuales (Junts y ERC) entra dentro de la definición de terrorismo de la RAE que ahora transgrede la Ley de Amnistía en forma de impunidad imaginativa para blindar el desafío ilegal del procés apelando a los derechos humanos que ningún tipo de terrorismo respeta.

BORRAR DELITOS

El objetico es borrar los delitos antes de las elecciones catalanas de 2025 para permitir el regreso de los prófugos una vez liberados de la cárcel aquellos que no huyeron cobardemente tras su intentona golpista y se sometieron a juicio, sentencia y penas ya indultadas por el Ejecutivo contra el criterio del Supremo. Lograda la amnistía que distingue entre ciudadanos rasos y casta de poder, lo siguiente será el referéndum de autodeterminación bajo otra perífrasis creativa y el traslado de los logros separatistas catalanes al ecosistema vasco de Bildu y su entorno de presos etarras. Este deterioro democrático sólo se puede parar la Unión Europea, los tribunales y las urnas. 

Y junto a las citas electorales en Galicia, Euskadi y Cataluña tenemos los comicios europeos de junio, que pueden desencadenar un efecto destructivo del régimen creado en torno a la nueva república federal sanchista. Hay quien piensa que llegado el momento Sánchez se pensará una salida hacia el Consejo Europeo, lo que precipitaría la convocatoria de elecciones generales en 2025. O no. 

HUMILLACIÓN

Pero sea como fuere, en todo este escenario corrosivo, la humillación de una España desigualitaria avanza de forma destructiva con voluntad de refundar el sistema. En esta huida hacia adelante de Pedro Sánchez todo y nada puede suceder en función de sus intereses y salida personal. Porque habiendo traspasado las barreras de lo razonable, también él necesita expiar su conciencia con la amnistía pública de sus actos que la Historia y la opinión pública pueden considerar como deslealtad al Estado. Si no fuera porque es muy serio y grave, resulta descriptiva la definición de “terrorismo humanitario” para sentenciar la última invención de los pactos, que el juez García Castellón ha desmontado. El sanchismo ha llegado a tal grado de descaro, que trata de hacer pasar por caritativa, compasiva, altruista y solidaria la amnistía a la carta diseñada por la Moncloa. El relato adopta un lenguaje bondadoso, benefactor y filantrópico para justificar la inconstitucionalidad de la amnistía humanitaria. Amnistía de extrarradio, que diría Page.

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