Opinión

Una lectura nacional

Quizás sea García-Page, ayudan sus frecuentes visitas a Sanxenxo y La Toja, el que mejor ha sabido hacer autocrítica sobre la debacle socialista en Galicia. Conocer la tierra siempre permite un diagnóstico sincero. Y lo ha hecho desafiando el marco sanchista dominante, con riesgo para su integridad política, si bien desde su mayoría absoluta en Castilla-La Mancha hablar es gratuito mientras ninguno de sus diputados vote en contra de la Ley de amnistía. Dijo Page que se hace necesaria una “reflexión profunda” para evitar un futuro “ciclón electoral” que arrase lo que queda del PSOE. Lo dijo antes del caso Koldo-Ábalos, que incrementa el riego del Partido Sanchista que antaño fue socialista, obrero y español. Page sabe que su comunidad es un reducto del socialismo tradicional porque hace un discurso y una lectura nacional de la política y de las elecciones gallegas. El poder territorial socialista se reduce a Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra, con la peculiaridad foral y la entrega del ayuntamiento de Pamplona a Bildu a cambio de la comunidad. El poder municipal también se ha teñido de azul, sin olvidar que las generales las ganó el PP aunque gobierne Sánchez gracias al apoyo separatista a costa de cesiones chantajistas. De modo que cuando Page llama a reflexionar en prevención de un ciclón electoral, está hablando del tsunami que ya ha arrasado a Sánchez y que puede llevarse por delante su liderazgo si la presunta corrupción y las elecciones europeas de junio, como marca la tendencia, le barren con todos sus engaños, mentiras y pactos desleales hacia el Estado español. De las autonómicas vascas de abril falta saber si, como parece, el PSOE respalda al PNV en caso de necesitarlo para devolverle el favor de la moción que aupó a Sánchez, o si como ha hecho en Galicia, se inhibe en favor del separatismo rupturista, con la agravante de que Bildu es el heredero político de ETA. Claro que el PNV y Bildu siempre pueden pactar entre ellos aunque ahora se niegue.

Con este panorama en el que la izquierda convirtió en falsa victoria la nueva derrota del BNG en Galicia por marketing, España afronta el futuro inminente colgada de la brocha de Puigdemont que Sánchez ha puesto en su mano en forma de detonador para la voladura premeditada del sistema. Negar que Galicia ha castigado las inmorales y secretistas políticas pactistas con los enemigos de España en base a los 25 escaños de un Bloque que también defiende la amnistía, es no entender el mensaje de las urnas e incurrir de nuevo en la política desafiante del muro que Sánchez ha levantado para protegerse a sí mismo. Pero necesitará una muralla para protegerse de la Gürtel del PSOE. Lo que vimos hace una semana en Galicia fue la prueba de cargo de un presidente culpable de la deriva de España que, en autonomías como la gallega, ha sido frenado en seco por practicar políticas peligrosas y nocivas contra la igualdad entre españoles y territorios.

La sabiduría del ingenio patrio también contribuye a la reflexión con un juicio humorado y certero de lo ocurrido en Galicia. El PSOE, que ha perdido hasta la caseta de la Feria de abril por impago, ha recogido junto a Sumar y Podemos más pélets que votos. El lema electoral del BNG tras el 18-F es “Agora chupa Rueda”. Y como ha circulado en las redes sociales, el PSG tuvo una semana negra al perder Mbappé y Galicia a la vez. A veces no hace falta ser Page para acertar en el análisis, aunque Sánchez se empeñe en culpar de sus sucesivas derrotas electorales a la falta de liderazgo de sus barones socialistas. Todos han sido colocados a dedo por el sanchismo, de forma que desviar la responsabilidad de la destrucción del PSOE hacia ellos vuelve a ser una cobardía ególatra en el más puro estilo del engaño que tanto cultiva el poder establecido.

Las elecciones gallegas solo tienen lectura en clave nacional. Porque si el PP hubiera perdido Galicia la lectura nacional habría ocupado los titulares, editoriales y artículos de opinión de todos los medios y sobre todo de las terminales mediáticas del régimen que tanto han destacado el repentino viaje presidencial a Marruecos y se emplean en borrar el rastro de Koldo. La invención de un supuesto vuelco electoral fue una estrategia impulsada por el CIS y Moncloa que se ha demostrado falso. Como la navajita plateá de los madriles que pichó en hueso con Ayuso y la ciencia ficción de otro Prestige, todo fue pura invención para convertir Galicia en el funeral de Feijóo y Rueda. La izquierda pretendió una última semana de campaña accidentada como en las generales a base de debates trucados y bulos como el que se hizo circular con el ventilador del relato sobre el supuesto cambio de posición de Feijóo respecto a la amnistía. Pura propaganda de campaña que siempre recurre al dóberman, a Franco o a la extrema derecha como único programa electoral o motivación de las protestas del campo. Esta vez, agitar el miedo a la extrema derecha no funcionó porque en Galicia Vox no tiene representación. Y ahí encontramos la verdadera lectura nacional del PP: concentrar el voto de centroderecha en sus siglas, como ha ocurrido en Galicia, es la única posibilidad de obtener mayoría absoluta en España.

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