Opinión

El gran marginado

En la pasada Navidad, el capuchino padre Cantalamessa habló a la curia romana y dejó un pensamiento realmente importante. Dijo: “Cristo es un marginado en nuestra cultura”, después de hacer una llamada a la sobriedad y austeridad necesarias. Una verdad como un templo y que personalmente y al margen de mi fe, me produce perplejidad. Suelo decir que la fe cristiana ni es un código de doctrina, ni unos mandamientos o preceptos, e incluso ni una moral. Es algo más profundo. La fe es Cristo y por eso San Pablo llega a afirmar que su vivir es Cristo y que todo lo estima por pérdida con tal de conocerle y amarle. Esta es la doctrina. Claro está que si ella se cumpliese entonces practicaríamos una moral, seguiríamos una doctrina y nos moveríamos con los mandamientos y preceptos. Evidentemente la Iglesia está formada por hombres y mujeres de carne y hueso que tenemos nuestros fallos pese a que ella es santa como santos son los medios que son los sacramentos.

Dicho todo lo anterior, que es la base, uno se pregunta por qué en la sociedad actual se margina de una manera tan cruel en muchas zonas del mundo con persecuciones y muertes simplemente por amar a Jesús de Nazaret. Me sigo preguntando ¿qué idea, gesto, actitud o mensaje ha pronunciado sin validez para este mundo actual? El resumen de esa doctrina son las Bienaventuranzas. ¿Hay alguna que sea inadmisible? ¿Qué les estorba, por lo tanto, para pretender, en una nueva Notre Dame, destronarle y colocar en su lugar a la diosa razón, la tecnología y el progreso? Difícil de entender ciertas incoherencias.

Viene a mi memoria una charla que daba yo a jóvenes hace años. Atrás de todo, dos hablaban continuamente y hacían ruido. Al final les pregunté aparte por las razones de su comportamiento: ¿os desagradaba lo que estabais oyendo sobre Jesús? “De ninguna manera, padre, es que eran cosas tan claras y que nos comprometían y por eso tratábamos de no oírlas”, contestaron.

Porque, además, parece que es una moda el ser anticlerical y ateo. Esperemos que sea algo pasajero. Da la impresión de que queda muy progre “pasar” del tema religioso e incluso algunos abogan por la desaparición de todas las creencias. Claro que eso muchas veces es de labios para fuera. Conozco a una profesora que en clase se dedicaba a atacar siempre a la Iglesia presumiendo de atea. Y un buen día en un viaje de estudios un alumno tuvo la habilidad de sacarle una fotografía de rodillas y con una vela a los pies de una imagen célebre de la Virgen en un santuario español…

Somos así los humanos y bien que nos duele a quienes tenemos fe las masacres que actualmente se producen contra los cristianos en varias partes del mundo. Todos tenemos muchísimos defectos, pero fijarse sólo en ellos postergando virtudes es, cuando menos, una injusticia.

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