Opinión

¡Por fin Os Remedios!

Déjenme que les hable con el corazón y les diga que mi ilusión es grande, muy grande, al saber que se vuelve a poner al culto la capilla entrañable de Os Remedios después de aquel desgraciado incendio que hace años acabó con ella. Haré lo imposible para estar allí a las siete y media de la tarde del día 29, próximo viernes, en la procesión desde Salesianos y posterior bendición del prelado monseñor Lemos. ¡Gran día para muchos ourensanos! Desde muy pequeño me enseñaron que cada mañana al ir al colegio y pasar por el Puente Viejo mirase a la derecha y rezase una Salve, como hacían muchos pontinos. Traté de cumplirlo y tal vez por ello mi devoción a esta plegaria mariana nazca de ahí y de los buenos salesianos que me enseñaron a venerar a la Virgen, en este caso María Auxiliadora, que trato de que sea "el amor de mi vida y por eso desde niño siempre la quise yo".

Han sido años, desde el incendio, de muchos esfuerzos por parte de todos: generosidad, compromiso y esfuerzo para que este año vuelva a estar abierta la capilla durante la novena que comienza el 30. Son incontables las veces que en ella participé e incluso numerosas las ocasiones en las que prediqué la novena. "Sois el iris de la paz,/ áncora de nuestra esperanza/ y de nuestra confianza/ segura estrella polar./ Si con sincera humildad/ y contritos la invocamos... En María encontraremos el remedio que esperamos". ¡Cuántas veces el pueblo ourensano le ha cantado estos gozos enraizados en las esencias de la espiritualidad mariana de este pueblo!

Fue fundada en 1522 por Francisco Méndez, familia que ejerció el patronazgo durante tantos siglos. Y la consagración del templo, como bien recuerda Otero Pedrayo (gran devoto de esta advocación), tuvo lugar el 9 de diciembre de 1525, y desde entonces concentró, durante siglos, la devoción de los ourensanos y también de los pontinos, que éramos de ayuntamiento distinto y teníamos que pasar el "fialato" allí colocado a la entrada del Puente. Vicente Risco, hombre de gran fe, afirmaba: "Esta capilla es donde entrando en Ourense por el Puente Mayor, hay que quitarse el sombrero y rezar una Salve".

Cuando el próximo viernes sea bendecida, aún faltarán muchos detalles que el recinto se merece. Durante décadas, en desafortunada medida, se han depositado escombros y se ha ido permitiendo que las instalaciones deportivas se hayan ido acercando hasta "ahogar" el recinto. Es necesario rebajar el entorno para que el acceso por las dos puertas tenga la dignidad que se merece. ¡Cuánto ganaría el entorno creando allí un parque en ese antiguo campo "do desafío" y más tarde campo de la feria! Personalmente admito el pabellón que en su construcción buenos disgustos me causó con mi después entrañable amigo David Ferrer. Pero de ahí a lo que hoy está, hay un trecho. Tanto la capilla como nuestro incomparable Puente Romano ganarían con un marco diferente.

Pero, en fin, bienvenida sea la restauración y, como buenos hijos, bien creo que muchos acudiremos porque, siguiendo esta vez a Castelao: "Nunca un home deixa de ser neno no colo da sua Nai".

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