Opinión

La insistencia de una madre

Una mujer humilde y con rostro triste entró en una tienda de comestibles. Con vergüenza se acercó al dueño y le preguntó si podía llevarse algo que le pagaría después más tarde. Le explicó que su marido estaba muy enfermo y sin trabajo y que tenían siete hijos que necesitaban comer.

El dueño de la tienda, inflexible, le respondió que se fuese, pero la buena mujer, pensando en su familia, continuó implorando ayuda: "Por favor, señor, yo le pagaré cuando pueda". El dueño se negó diciendo que nunca podría dar crédito a una persona desconocida. 

A la entrada del establecimiento estaba un cliente que escuchó la conversación y se acercó al dueño diciéndole que él se responsabilizaba del importe de las compras, pero el dueño siguió en su negativa.

Por fin el dueño de la tienda se volvió par la mujer y le preguntó: "¿Usted tiene una lista de compras? a lo que la señora respondió: "Sí, Señor".

Muy bien dijo el tendero. Coloque su lista en la balanza y lo que pese la lista yo se lo daré en alimentos. Muy humilde la señora abrió la cartera y en un trozo pequeño de papel escribió y con temor colocó el papel en la balanza que bajó fuertemente como si allí estuviese una piedra.

Tanto el dueño de la tienda como el cliente que observaban miraron con admiración para la balanza. El dueño comenzó a colocar alimentos en el otro lado de la balanza pero ésta ni se movía. Colocó más y más pero la balanza nunca se igualaba. Con asombro miro el trozo de papel para ver si había algún truco y contempló con espanto que lejos de ser una lista de compras era una oración que decía: Querido Dios, conoces mis necesidades, dejo en tus manos esta situación".

Finalmente el dueño entregó a la señora todos los alimentos que estaban en la balanza mientras la señora en silencio abandonó la tienda. 

En estos momentos de crisis y cuando la realidad nos ofrece muchas familias pasándolo mal e incluso con hambre, por desgracia hay casos muy similares. Cierto que unos pocos incluso venidos de otros países, aprovechan la situación para dar el timo. Pero más cierto todavía es que mucha gente cuando pide una limosna lo hace por necesidad. Por eso cuando alguien pide, antes de socorrerlo, es necesario cerciorarse que es verdad lo que dice. Para eso está Cáritas, las parroquias y otras instituciones que deben velar por la verdad de cuantos sienten necesidad.

Y todo ello para socorrer con justicia sin caer en algunos engaños que desgraciadamente algunos pretenden para sorprender a personas con buenas intenciones. Caridad siempre, pero justicia en todo momento.

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