Opinión

La soledad de nuestras residencias

Tengo una amiga viuda que dedica sus horas al voluntariado con gente, sobre todo de la tercera edad. Y me cuenta cosas realmente impresionantes. Sobre todo por la soledad en la que viven algunos y que necesitan cercanía y cariño. Me contaba recientemente que al llegar al centro o la residencia más de uno le dice si le puede dar un abrazo y un par de besos. ¡Tienen hambre de cariño! Hoy en día estamos viendo que las personas llegan a edades que antes eran menores. Más de uno pasa de los 90 e incluso llegan a los 100 años, algo hace décadas increíble. Y todo esto debieran tenerlo en cuenta los gobiernos de turno, porque es un problema real y grave. La soledad en la que viven algunos es impresionante.

Si somos realistas, observaríamos que algunas familias llevan a las residencias a sus abuelos porque en casa les es imposible. Ya sea por el alzhéimer, demencia senil o simplemente por la edad en la que están y el trabajo que deben tener los hijos. Pero si somos realistas, es difícil y caro tener a nuestros mayores en casa, sí, mas después tenemos tiempo para ir a la playa, a la nieve o simplemente cambiar de coche y otras comodidades.

Si hablasen claramente los responsables de nuestras residencias quedaríamos asustados. 

Por eso la Seguridad Social y el Gobierno en general debieran replantearse el trato de nuestras residencias de mayores. Hoy en día hacen falta muchas más residencias porque es mayor el número de personas dependientes que necesitan un cuidado especial. Porque, además, en medio de esa soledad más de uno se queja porque nadie les va a ver regularmente, se sienten abandonados. Todos debieran hacerse la pregunta para saber cuántas veces van a visitar a sus abuelos a los residencias. Es lógico que cuando vayan los voluntarios como la que comentamos al comienzo se vuelquen en busca de afecto.

Además son muchos los voluntarios que les visitan impartiendo cariño y afecto que los ancianos observan y agradecen. Nunca me olvido de aquel “personaje” que hizo lo indecible para llevar a un asilo a su madre y él, con un alto cargo en Madrid, al pasar por delante del asilo a lo sumo le dejaba unos caramelos pero ni se paraba a ver a su madre… tenía siempre mucha prisa. Es muy triste la realidad de más de una residencia en la que pasan los días y meses y nadie va a ver a sus abuelos. Es la triste realidad que debiéramos afrontar todos, empezando por el Gobierno. A lo mejor no les van a dar votos, pero sí desean ofrecer y necesitan mucho cariño.

Estamos viviendo en un mundo con muy pocos sentimientos, por no decir nulo corazón. Y así nos luce el pelo. Un mundo muy materialista, muy ajenos a las realidades y sentimientos familiares. Es mucho más agradable para “algunos” vivir en el bullicio, la fiesta y la alegría olvidando lo fundamental.

Un mundo con tantas guerras por todas partes ¿acaso no son fruto de esa falta de humanidad? Con dolor vemos miles de muertos, niños y mayores e infinidad de personas mayores que se mueren de hambre en medio de las múltiples guerras. Cuando el papa se esfuerza en pedir la paz, también es por lo mismo, porque a algunos políticos lo único que les interesa –eso parece- es el poder sin importarle para nada todo lo que hay detrás de tantas fosas comunes en las que se depositan cientos de cuerpos muertos. La paz traería consigo precisamente un profundo cambio del mundo, también para los migrantes entre los que hay ancianos o que los han dejado en su país de origen en la más triste soledad. A ustedes ¿no les impresionan las lágrimas de tantos ancianos en soledad? A mí personalmente mucho…

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