Opinión

El esplendor de Damasco

La Biblia es una fuente inagotable de personajes fascinantes, pero pocos han creado tanto interés e incluso polémica a lo largo de la historia como Pablo de Tarso. El escritor Pedro Miguel Lamet ha indagado con cierto rigor histórico en una de las figuras más ricas e importantes del Cristianismo, narrando en “El esplendor de Damasco” parte de la vida del apóstol de los gentiles.

En efecto, “El esplendor de Damasco” nos acerca a un personaje que ha sido fuente de inspiración y estudio para historiadores, biblistas literatos y teólogos y que pese a todo lo que se ha dicho sobre él, sigue siendo desconocido para una gran parte del público.

San Pablo ha sido predicado, estudiado y analizado con pasión y este libro pone de manifiesto su atrayente personalidad. En palabras de Lamet, Pablo de Tarso resulta tremendamente moderno, ante todo por su libertad cristiana que ha visto clara su misión y no renuncia nunca a la trayectoria vital que ha emprendido de seguir a Cristo y llevar el Evangelio a los gentiles. Era y es el modelo del converso decidido y valiente.

No es la intención de este libro encerrar en unas páginas el cabal retrato tanto biográfico como teológico del judío de Tarso. Ni mucho menos sustituir las numerosas biografías y estudios de eruditos de todos los tiempos que han diseccionado y siguen analizando hoy día su vida y su obra. Esta novela pretende presentar un abocetado fresco del personaje, eso sí, con cierta fidelidad a los datos existentes, enmarcándolo en el ambiente sociológico y cultural de su tiempo. Con este fin y respetando en general las fuentes que poseemos sobre Pablo, el autor ha reconstruido el marco de su circunstancia religiosa, política y social, la cultura y las costumbres en que vivió inmerso.

“El esplendor de Damasco” se sitúa en el año 64 después de Cristo, mientras Roma arde en llamas y Nerón acusa a los cristianos del incendio y se desatan las persecuciones. Marco Julio Severo, prefecto de “vigiles” -el cuerpo de policía y bomberos de la ciudad- escribe a Pablo de Tarso, con quien había hecho amistad años antes, informándole de la situación. Este se apresura a regresar a Roma, en donde de nuevo es encarcelado. Con el deseo de alejarse de las tensiones y el pretexto de preparar un informe sobre el reo, Julio, según la novela, se sumerge de lleno a través de los escritos de su amigo Lucas y de las cartas del propio san Pablo en la vida del apóstol, sus años como perseguidor de los seguidores de Jesús, su conversión camino de Damasco y, a partir de ahí, los continuos viajes para expandir la doctrina de Cristo entre los judíos y gentiles con todos los problemas que ello acarrea y que le condenarán irremediablemente a la muerte.

Con amenidad y cierto rigor histórico, esta novela hace asequible y atractiva la figura del apóstol Pablo, recreado con viveza en estas apasionantes páginas que sin duda nos llevarán a leer y meditar los escritos del apóstol de los gentiles.

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