Opinión

Bancos y tecnológicas, por las nubes

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.
photo_camera La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.
La banca ingresa mucho más por el dinero que presta de lo que paga por los ahorros, gracias a una doble ayuda del BCE. A su vez, la Bolsa se rinde ante las tecnológicas, que no parecen de este mundo

El año 2023 supuso un hito histórico para los grandes bancos españoles, que alcanzaron unos beneficios sin precedentes: más de 26.000 millones de euros. A primera vista, la explicación está en su astuta gestión de los tipos de interés, al aumentar las tasas de hipotecas y préstamos, sin elevar en cambio las remuneraciones de las cuentas de pasivo. Pero hay más: la clave de fondo está en el Banco Central Europeo (BCE).

En la eurozona ha pasado algo similar: hay al menos 140.000 millones de euros de beneficios –extraordinarios y sin riesgo– que fueron otorgados a los bancos privados en 2023 por la entidad que preside Christine Lagarde, según alerta una carta abierta remitida al Consejo de Gobierno del BCE por destacados economistas y eurodiputados.

¿Cómo fue esto posible sin que apenas nadie se percatase? Semejante flujo de ingresos se debió a la generosa remuneración del 4% de las reservas depositadas por los bancos privados en los bancos centrales, que andan por la astronómica suma de 3,7 billones de euros. Esta transferencia de recursos públicos a instituciones privadas rivaliza en magnitud con el todo el gasto de la UE en el mismo año, unos 169.000 millones de euros.

Economistas como Paul de Grauwe, Sebastian Diessner o Yuemei Ji resaltan la disparidad entre los beneficios otorgados a los bancos y la escasa remuneración ofrecida a los clientes comunes. Mientras los bancos reciben un 4% por sus reservas, los hogares perciben tipos de interés ínfimos en sus ahorros, con un promedio del 0,35%. Es evidente que este desequilibrio perjudica a los ciudadanos comunes, ajenos a los beneficios de los altos tipos de interés fijados por el BCE, mientras afrontan cargas significativas en los intereses de sus préstamos e hipotecas.

¿Pasa lo mismo en EE UU? No. Paul de Grauwe y Yuemei Ji ya habían destacado esta anomalía al señalar las posibles pérdidas y el deterioro del patrimonio de los bancos centrales, como el Banco de España, sin parangón al otro lado del Atlántico e incluso en el Reino Unido, más alineado con EE UU que con la UE. Así, mientras el BCE otorgó esos 140.000 millones a los bancos europeos –el 1,10% del PIB–, la Reserva Federal de EE UU y el Banco de Inglaterra propiciaron cifras comparativamente más bajas en relación con sus respectivos PIB.

Salta a la vista la falta de transparencia y la desigualdad organizada en el sistema financiero europeo, sin que la clase política parezca enterarse, inmersa en sus particulares debates, cuando resulta que la actuación del BCE conlleva una grave falta de equidad, perjudicial para la gente de la calle.

La verdad es que el mundo de los gigantes financieros y empresariales no para de causar asombro. A la vez que los grandes bancos protagonizan resultados sin precedentes, se observa un espectacular festival alcista de las grandes tecnológicas, que en 2023 consolidaron su posición dominante en la Bolsa. 

Este frenesí alcanzó su punto álgido con el récord de Meta, la matriz de Facebook e Instagram, que experimentó un aumento del 20,3% en un solo día, revalorizándose en más de 204.000 millones de dólares, el mayor aumento de valor de mercado en la historia. A este ascenso se sumó Amazon, que registró un incremento del 8%, equivalente a unos 130.000 millones, superando en capitalización bursátil a Alphabet, la matriz de Google. Solo Apple quedó rezagada. 

@J_L_Gomez

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