Opinión

Imposible que haya continuidad

Días antes de ser nombrado ministro de Economía, Carlos Cuerpo (Badajoz, 43 años) se atrevió a vaticinar que “habrá continuidad en cuanto a las políticas del ministerio y, por supuesto, en su calidad técnica”. Fueron sus palabras en el diario Cinco Días, a propósito de la salida de Nadia Calviño al frente de Economía, un puesto para el que Carlos Cuerpo ya sonaba como candidato. Es verdad que su nombramiento se interpreta como un movimiento continuista dentro del Gobierno, pero de ahí a que sea cierto que “habrá continuidad en cuanto a las políticas” caben muchos matices.

Podrá haber continuidad en el estilo y en el talante tecnocrático, incluso en la ideología socialdemócrata de ambos, pero difícilmente la habrá en las políticas. Por dos razones: una, porque Nadia Calviño gestionó Economía prácticamente sin reglas de gasto, y dos, porque a la anterior ministra le llovió todo un maná de Bruselas vía Next Generation EU. Carlos Cuerpo trabajará en breve sujeto a reglas de gasto e irá viendo la cuenta atrás de los fondos europeos. Por tanto, nada será igual en su etapa, ni siquiera parecido.

Hay una tercera razón también de peso, pero más subjetiva que las anteriores: Carlos Cuerpo carece de las tablas (y contactos) que tenía Nadia Calviño en Bruselas cuando fue nombrada ministra y no tendrá rango de vicepresidente. Tampoco lo tuvo Nadia Calviño en sus comienzos, pero aun así juegan en ligas distintas.

Las palabras de Carlos Cuerpo durante el acto de toma de posesión, donde volvió a prometer “continuidad” al frente del ministerio, habría que interpretarlas más bien como una concesión a su patrocinadora para el cargo. Habrá continuidad hasta que deje de haberla y sea menester tomar decisiones para resituar el nivel de la deuda pública y ajustar el déficit.

La prensa más afín al Gobierno de Pedro Sánchez sostiene que el momento más emotivo en la ceremonia de intercambio de carteras lo protagonizó Nadia Calviño cuando dijo que se va “con la misión cumplida” y pasa el testigo a “dos personas extraordinarias”, dejando atrás –junto a María Jesús Montero– “una gestión de la política económica que quedará para la historia”. Puede ser –ya veremos lo que dicen los historiadores, a los que siempre hay políticos haciéndoles su trabajo–, pero de entrada parece más bien que Nadia Calviño está sin abuela.

Todo puede ser historia, pero no todo es Historia con mayúsculas. Fue histórico el papel desempeñado por el profesor Enrique Fuentes Quintana en los Pactos de la Moncloa. Fueron históricos los acuerdos de Bretton Woods que establecieron tipos de cambios fijos, aunque ajustables, en relación con el dólar. Fue histórica la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, negociada en tiempos de Miguel Boyer y desarrollada con Carlos Solchaga de ministros de Economía, y también lo fueron otros episodios similares, pero la gestión de Nadia Calviño, aunque fue brillante, no parece que sea realmente histórica.

A la espera, ahora, de la historia de Carlos Cuerpo en Economía, parece avecinarse otra buena historia: la que protagonizarán las vicepresidentas María Jesús Montero, del PSOE, y Yolanda Díaz, de Sumar. Ya hubo esa tensión en tiempos de Nadia Calviño, con la diferencia de que Montero no solo es vicepresidenta primera del Gobierno, sino alto cargo del PSOE. Un matiz, que no es menor ante sus previsibles diferencias. 

@J_L_Gomez

Te puede interesar