Opinión

Lección de Xiaomi a los Next Generation EU

En España pueden leerse cosas como esta en la prensa: “70.000 millones en inversiones no es una tarea fácil de ejecutar”. Se refiere este comentario, tan sorprendente como comprensivo, a los fondos Next Generation EU, que el Gobierno incluyó a razón de más de 20.000 millones por año en los tres últimos Presupuestos del Estado, aunque la realidad ha sido muy distinta, ya que el Ejecutivo no ha conseguido desplegarlos al ritmo deseado. Y el país se queda tan tranquilo, como si no pasase nada. Ni siquiera la oposición se rasga las vestiduras.

Por desgracia para España, el mundo ya no funciona así. A la empresa Xiaomi china le bastaron 10.000 millones de dólares –una séptima parte de los Next Generation EU españoles– para invertirlos en el sector automotriz durante 10 años y asombrar al mundo con su modelo SU7, del que producirá hasta 300.000 vehículos al año.

En la carrera hacia el futuro de la movilidad, Xiaomi está decidida a convertirse en una de las principales automotrices del mundo en la próxima década. Su declaración de intenciones se hizo evidente desde el momento en que lanzaron su modelo SU7, con una avalancha de 90.000 pedidos en poco tiempo, un hito que no solo impulsó su valor en Bolsa, sino que también envió una señal clara: Xiaomi está lista para competir en móviles y en la industria automotriz con una propuesta que desafía todas las convenciones establecidas.

Por si fuese poco una sorpresa así, su nuevo vehículo promete ofrecer prestaciones similares a las de un Porsche alemán eléctrico, pero a un precio significativamente más bajo que un Tesla americano, de forma que esta combinación de calidad, innovación y accesibilidad está sacudiendo los cimientos de la industria automotriz tradicional y planteando importantes interrogantes sobre el futuro del sector en Europa. También en España, claro.

Este fenómeno no es simplemente una anécdota aislada; más bien, es un síntoma de un momento crucial para Europa. Uno de los principales actores es Alemania, que durante mucho tiempo ha sido un bastión de la ingeniería automotriz de alta gama. Sin embargo, ahora se enfrenta a la realidad de estar rezagada en esta carrera hacia la próxima era de la movilidad. No era necesario haber ido a Harvard para saber que con los fondos Next Generation EU hubiese sido mejor un puñado de grandes proyectos empresariales que miles de kits digitales.

La ascensión de Xiaomi en el mercado automotriz plantea preguntas importantes sobre la capacidad de Europa para mantener su posición como líder en la industria. ¿Está el continente preparado para abrazar la innovación y adaptarse a los cambios disruptivos, o se quedará atrapado en el pasado, viendo cómo otras regiones del mundo emergen como centros de excelencia? ¿Será este un asunto central de las próximas elecciones europeas o la campaña se perderá en los habituales debates estériles tan característicos de los últimos tiempos?

Las respuestas a estas preguntas dependerán en gran medida de la capacidad de Europa para fomentar un entorno propicio para la innovación y la inversión en tecnologías disruptivas. Esto implica no solo apoyar a las empresas emergentes y fomentar la competencia justa, sino también abogar por políticas que impulsen la adopción de vehículos eléctricos, así como la infraestructura necesaria para respaldar esta transición tan acelerada.

@J_L_Gomez

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