Opinión

A Rueda le toca hacer política económica

En general, las encuestas electorales en Galicia acertaron esta vez el resultado del 18-F, empezando por la mayoría absoluta del PP, con un BNG emergente y un PSOE a la deriva. Dada su fiabilidad también podrían darse por válidos los tres principales problemas de Galicia, según las personas encuestadas: el paro, la sanidad y las infraestructuras. En buena lógica, estos tres asuntos están llamados a ser prioritarios en la agenda del nuevo Gobierno que forme Alfonso Rueda.

El paro aflora un problema, el de 147.000 desempleados, según el INE, y esconde otro, el de los jóvenes que tuvieron que emigrar. La tasa de paro de Galicia, según la última EPA, es de un 9,2%, inferior por tanto a la media española (11,8%), sin que eso impida que los gallegos perciban el paro como su principal problema.

Históricamente, el combate contra el desempleo en los países occidentales ha implicado una combinación de políticas gubernamentales, intervenciones en el mercado laboral y medidas para estimular la economía, no todas ellas en manos de la Xunta, pero sí algunas.

Fuera del alcance de la Xunta está por ejemplo la política monetaria, ya que solo el Banco Central Europeo (BCE) puede ajustar las tasas de interés para influir en la actividad económica. Como norma, cuando el BCE reduce los tipos fomenta la inversión y el gasto, lo que a su vez puede generar empleo.

Más allá de la política monetaria, hay otras donde la Xunta tiene competencias exclusivas –casi todas las políticas microeconómicas– y otras donde debe seguir las políticas del Gobierno central e intentar complementarse. Las confrontaciones en este tipo de políticas son estériles.

La política fiscal le deja poco margen para estimular la demanda agregada y crear empleo, pero tiene la ventaja de que el Gobierno está siendo proactivo. También depende de Madrid y de Bruselas para los programas de obras públicas, famosos desde que, durante la Gran Depresión de la década de 1930, el Gobierno de EEUU implementó programas masivos de obras públicas, como el New Deal, para proporcionar empleo a millones de personas a través de la construcción de infraestructuras. Del mismo modo, la Xunta debe seguir los pasos de la Seguridad Social en todo aquello que afecte a la red de seguridad para los trabajadores, con medidas complementarias como las que ya aplica.

A partir de ahí a la Xunta se le abren las puertas para hacer políticas propias en educación y formación profesional, dar incentivos a las empresas que fomenten la contratación y la creación de puestos de trabajo –una manera de intervenir en la regulación del empleo– y, lo que es más importante, dotarse de una estrategia económica propia, diferencial, adaptada a las potencialidades de Galicia en energía, agroalimentación, automoción, naval, moda e informática. Es evidente que Galicia necesita industrializarse, captando inversiones dentro y fuera del país.

Todas estas estrategias pueden variar en efectividad dependiendo del contexto económico, de modo que, durante las crisis, se adopten medidas más audaces para contrarrestar el desempleo, mientras que, en períodos de crecimiento, se implementen políticas para evitar el sobrecalentamiento de la economía. Sea como sea, hace falta una persona que lidere todas estas políticas, algunas transversales. Una vicepresidencia primera económica, con Industria, podría ser una buena opción. @J_L_Gomez

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