Opinión

Sea lo que sea, Grecia requiere una salida

Grecia está en una situación financiera insostenible por el estado de su economía y de sus ingresos públicos, lastrados por una fiscalidad inadecuada y un prolongado proceso de recesión, que tras una fugaz recuperación ha vuelto. Parte del país sobrevive en la economía sumergida -algo que también sucede en España, aunque en menor escala- y la otra parte se ve sujeta a sucesivos ajustes y recortes, lo cual incentiva la desigualdad y el desempleo. Es un país a la deriva desde hace tiempo, que precisa un modelo de recuperación del crecimiento.

La situación es límite porque ahora mismo hay riesgo de impagos de sus compromisos financieros y también porque los griegos han retirado en apenas unos meses una cuarta parte de sus depósitos bancarios, con lo cual hay riesgo de un corralito. Son cosas que ya se vieron en América Latina y que de algún modo estuvieron a punto de producirse en Europa pero que se taponaron con los rescates financieros, entre ellos el de la banca española y los rescates generales de países como Irlanda y Portugal. En Grecia también hubo rescate pero, a diferencia de lo visto en España, Irlanda y Portugal, resultó ineficaz e insuficiente. Nada que los expertos no advirtiesen en su momento, cuando la situación del país no era tan dramática.

Ahora Grecia se la juega a que si se cae y debe salir del euro, la moneda europea y otros países también se resentirán, con lo cual espera que Bruselas -léase Alemania- ceda, antes de verse salpicada por su hundimiento. Es su principal baza, ya que ponerse a hacer todos los deberes que le imponen resulta más complicado. El Eurogrupo y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su condición de acreedores, siguen erre que erre apretándole las tuercas pero en el fondo también saben las dificultades que tienen sus exigencias. Sea lo que sea, este lunes debería pasar algo.

Tampoco está en juego una gran potencia. La economía de Grecia, para situarnos, es mucho más pequeña que la de una comunidad autónoma como Cataluña, con el hándicap de que su población es muy superior. Es decir, el PIB de Grecia es más pequeño que el catalán pero en Grecia comen todos los días unos cuatro millones de personas más que en Cataluña.

En números redondos los griegos producen unos 180.000 millones de euros al año y deben casi 320.000 millones, un 180% de su PIB. España, por ejemplo, produce más de cinco veces más que Grecia y, a pesar de una deuda elevadísima, su endeudamiento solo multiplica por tres el de Grecia. Digamos que España es un país endeudado, con casi el mismo porcentaje de paro que Grecia, pero sus cuentas le permiten hacer frente a sus pagos. Al menos a día de hoy. Grecia es ya un país inviable, que o bien precisa rehacerse por su cuenta, con una moneda propia muy devaluada, o bien se recupera con ayuda de sus socios y del FMI. Milagros no hay.

En buena lógica, Europa y el FMI deberían ser capaces de encontrar una salida financiera para Grecia. No se trata de que no puedan hacerlo, sino más bien de que si lo hacen sin acuerdo con países como Irlanda, Portugal o España, objeto de severos ajustes, pueden estar dando un mal ejemplo. Asimismo, podrían estar lastrando los intereses de bancos alemanes y franceses, los principales acreedores de Grecia y, por añadidura, del conjunto de los socios que aportaron fondos para el rescate de Grecia, entre ellos España. 

@J_L_Gomez

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