Opinión

EL INSTITUTO CERVANTES EN INDIA

Aprovechando mi última visita a Nueva Delhi, los pasados 9 al 11 de febrero, me acerqué a conocer el hermoso y moderno edificio, que, desde no hace mucho, alberga nuestro Instituto Cervantes en la India. De momento el único que existe y funciona en este grande e importante país, que yo tanto admiro, por ser el de Gandhi y Tagore. Tenía además interés en volver a estar con su director, gran amigo mío, que mucho aprecio, el catalán Óscar Pujol. Que además fue el que lo puso a andar desde el primer momento, con ayuda, todo hay que decirlo, de nuestro común amigo, el que era embajador español, Ión de la Riva. Y gracias a sus fructíferas gestiones hoy contamos con un espacio modélico y muy moderno. Con aulas magníficas, unos locales estupendos y una muy buena biblioteca y mediateca, que en estos momentos se está organizando. Antes de acudir al flamante Instituto, visité nuestra embajada y estuve con la cónsul y secretaria Laura Oroz. A muy poca distancia se encuentra el Instituto, por eso en un rikxa de motor llegué enseguida. Primero estuve con el director en su despacho, al que conozco desde 2005, cuando era también director de Programas Educativos de Casa Asia de Barcelona. Pujol es una destacada personalidad, de verdadera categoría humana y cultural. Durante más de 15 años estudió sánscrito en la prestigiosa universidad india de Benarés, la ciudad sagrada de India, al lado del Ganges. Ello le permitió adquirir un gran dominio, no solo del sánscrito, padre de muchos idiomas orientales y la mayoría de los de India, y hermano del latín y el griego, también del hindi, hoy idioma nacional. Es un verdadero lujo tener de director del Cervantes a esta persona que domina el sánscrito, hindi, catalán (su idioma materno), castellano e inglés, de los que yo tengo conocimiento que sabe y habla. Por su profundo dominio del sánscrito, es admirado en India y tiene un gran prestigio. Lo que tiene que llenarnos de orgullo. Publicó un importante diccionario sánscrito-catalán, el que se va a editar también en castellano. Aprovechando su prolongada estancia de estudios en Benarés, su encantadora esposa se especializó en danza de India, y hoy es una gran experta.


Es importante tener una persona de esta categoría dirigiendo el Cervantes de este gran país asiático, que es un subcontinente. Sin embargo, humildemente pienso, y acepto poder estar equivocado, aunque no lo creo, que tenemos desaprovechada su auténtica valía. Yo no me explico como algunas de nuestras universidades en España, para sus facultades de Filología, no fichan y contratan ya a Óscar Pujol como profesor de sánscrito e hindi. Idioma este último, junto con el bengalí, de gran futuro en el mundo. Yo lo intenté proponiéndolo a la de Compostela en su día, y al que fue rector, y hoy es académico, el profesor Darío Villanueva, le pareció una idea estupenda, pero se quedó, infelizmente, solo en idea. Porque a nuestras universidades, inmersas en una vergonzosa endogamia, les es casi imposible renovarse y abrir nuevos horizontes.


En su día, yo intenté, también sin éxito, que el Cervantes de India se abriese en Calcuta (Kolkata es el nombre oficial de la ciudad), en lugar de Delhi, pues son muchos los chicos y las chicas bengalíes que quieren aprender castellano, y también portugués. Del tema hablé con el gallego, y amigo mío, el exministro de Cultura César Antonio Molina, cuando era el director general del Instituto Cervantes y se encontraba conmigo en Mumbai (nombre actual de Bombay), en un encuentro cultural España-India. Mi argumento se apoyaba en que las tres universidades de la capital india ya tenían departamento de castellano y las de Calcuta no, en aquel momento. Sin embargo reconozco que, con las numerosas embajadas de los países de América Latina que existen en Delhi, se puede desarrollar, como así se hace periodicamente, un rico programa cultural alrededor de nuestro idioma, a base de sesiones de cine, audiciones, exposiciones, conferencias y muchos otros actos. Y, por suerte, hoy ya existe una coordinación, con una revista, entre los países de la lusofonía (especialmente, Portugal y Brasil) y todos los de habla castellana.


En mi reciente visita al Instituto aproveché para ver su biblioteca, que, desde el pasado mes de septiembre, está organizando el que era bibliotecario en el Cervantes de Varsovia, el palentino José Alberto Antolín Encinas. Al que le prometí enviar un buen lote de libros en castellano y portugués, de Robindronath Tagore, para la biblioteca. No quiero terminar sin mencionar y de paso agradecer, que, por la sensibilidad y apertura de Óscar Pujol, en el Cervantes de Delhi, también se pueden organizar actividades en los otros tres idiomas de España, como es el caso de nuestro gallego-portugués.

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