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Adiós al bikini, o eso dicen

Sports Ilustrated
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Aunque uno desconfía de todo, incluso de lo que ve con sus ojos, a veces necesita también que le mientan, que le engañen un poquito, que le muevan los marcos hacia la ficción, que es también realidad en sí aunque de otra manera. Es lo que Sport Illustrated lleva haciendo desde hace cincuenta años. La revista norteamericana, incondicional de la imagen deportiva como su nombre indica, al llegar el estío le da lustre a su flamante colección de moda baño con maniquíes cuyo paso por la publicación supone para ellas un punch reverencial del que ya no quedarán indemnes.

Históricamente el cuerpo humano y su representación siempre han estado ligados a la imagen fotográfica, desde los usos publicitarios a la moda, pasando por la fotografía médica, la policial o el clasificatorio que le daban los colonizadores, al puro estilo del gabinete de curiosidades,a las otras razas que descubrían en tiempos de conquista al tiempo que los sometían.

Pero la imagen que también sirve para exaltar y glorificar el cuerpo del deportista, es a lo que nos tienen acostumbrados, el deporte está lleno de mitos; también, si es menester como en el caso de Sport Illustrated, para mortificarnos con el cuerpo de esas estratosférica bellezas -en femenino-, que pudieran haberlo sido hombres, si la publicación lo considerara pertinente, pero no ha sido así, y aquí uno se lo agradece.

Cansados de enseñar tanto bañador y bikini insultante, a los de Sport Illustrated, como quien desea darle una vuelta de tuerca, ahora se les da por pintarlos sobre la piel de las modelos. Nadie se imagina el body painter al servicio de ningún bañista, es más uno no le ve recorrido más allá del arte del camuflaje en tribus primitivas, pero eso no es pertinente. El hecho es que Sport Illustrated a través de Swimsuit su firma de baño ha decidido que lo mejor para sorprender al lector era repintar tan explosivas como Emily Ratjkowski, Samantha Hoopes, Lauren Mellor, Hanna Ferguson y Cris Ureña para que parezcan vestidas. Una sesión de fotos con la que deslumbranos por partida doble, una doble ficción una, por un lado pretender que veamos a las chicas como si algo semejante fuera posible, como si su naturaleza estuviera a nuestro alcance, y por otro, la del propio simulacro en sí, en la acción de repintar su cuerpo como si fuera uno de sus coloristas bañadores.

La acción funciona, lo hubiera hecho de todas las maneras, pero así disfrutamos también con mensajes tan profundos como el de la modelo Kate Upton, en reflexivas declaraciones como ésta: "realmente me sorprende cómo esta pintura parece un traje de baño porque realmente no me siento como si estuviera posando desnuda para la cámara”; la norteamericana es una de las que repite.

Realmente hay usos y costumbres que no deben cambiar, ni siquiera en tiempos de esta realidad de plomo, por no decir plomiza, que nos acompaña, donde parece que la frontera que separa los cursos de la vida, la del tránsito entre el duro curso laboral y el descanso, entre el invierno y el estío ha desaparecido, por elllo, aunque sea merced a publicaciones que nos relajan la mirada, no está mal poner claridad en los límites. Si modelos como Bar Refaeli, Judit Mascó, Valeria Mazza, Elle MacPherson o Irina Sayk nos han anunciado desde las páginas de la revista la llegada del calor estival, que el body painter, aunque sea un doble artificio, que sirva para no desprenderse de las costumbres.

Imagen: Emily Ratjkowski, fotografiada por Walter Looss Jr

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