Opinión

Días de agosto

Hay meses que son un territorio extraño, un espacio temporal donde prima el optimismo porque sí a la espera de que todo lo que llegue se alargue y sea placentero. Días de sol, la mejor compañía posible y un buen manojo de lecturas que nos hagan revivir entre líneas sosegadas. Uno, de proponérselo, podría recordar cada verano vivido pegado a personajes de ficción, pero también a no pocos personajes reales con los que compartiste tus propios momentos. Por ello, llegado este mes, es obligado -al menos para mí- voltear la mirada al retrovisor y recordar algunos de aquellos momentos que se apretujan en la memoria.

Porque en Ourense agosto amarillea en el corazón y, de cuando en vez, acorrala; aprieta la congoja al revisitar ciertos episodios de lo que fuimos, lo que somos hoy, al tiempo que resulta inevitable preguntarnos el porqué de algunas cosas.

Durante años, agosto para muchos suponía la vuelta a los orígenes, a lo salvaje, a las vetustas aldeas orilladas al pie de las montañas, la de aquellos hombres sabios curtidos al sol a los que escuchabas y admirabas, guiados como andaban del ritmo antiguo de la naturaleza; a ellos, el conocimiento de múltiples labores les garantizaba el sustento y la presencia maqueada de todo el territorio al que daban vida. Puro espejismo.

El rural está muerto, en realidad lleva ya muerto muchas décadas sin que nadie haya proyectado medidas reales para salvaguardar un caudal cultural ligado a la vida, la de verdad, la tierra. En el mejor de los casos -no descubro nada- hoy lo que queda es un retazo de vida musealizada y viviendas de fin de semana.

Aun así cada agosto uno revive no pocos momentos. Al recorrer el territorio común tantas veces transitado durante muchos veranos uno escruta con la mirada muchas de aquellas moradas en las que se reconoce. Todavía hoy siempre que es posible desvío el itinirario trazado en la busca de momentos ligados a viejas amistades, a sabiendas de lo que voy a encontrar, hay una fuerza interior que me obliga. Así lo hice también este domingo. No voy a contar lo que vi.

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