Opinión

Escenificaciones de papel

A estas alturas a uno le quedan pocas certezas, una, innegable, que la sociedad es violenta; otra, que la violencia machista es real; también, que la sociedad puede hacer cosas para corregirla, por supuesto. Dicen las estadísticas -argumento inapelable para construir titulares- que 755 mujeres han sido asesinadas por sus parejas en la última década; 45 en lo que llevamos de año; dos nuevas, si computamos una madre y su hija, aparecidas muertas mientras se escribe este artículo.

La conmemoración del Día de la No Violencia contra las Mujeres, con el mayor de los respetos, se suma sin pretenderlo a la cuasi diaria conmemoración de alguna causa. A uno le resultan llamativos los motivos que llevan a la sociedad en sí a posicionarse a favor, o en contra de algo, además, en un asunto como este no hay nadie, pienso, cuyo pensamiento difiera, o no debiera, del mayoritario; otra cosa son los hechos o las benditas estadísticas, que argumentan lo contrario.

Muy llamativa es la incontinencia mostrada a la hora de plantear actos conmemorativos, es como si hubiera voces discordantes, que las hay, es evidente, cuando la cuestión de fondo es única, y cada grupúsculo quisiera ser el más importante. Entre nosotros, que los grupos municipales escenifiquen el día D un desacuerdo por cuestiones, algunas contrarias -benditos recortes- a la Ley de Igualdad, o ideológicas, cambios educativos, y no sean capaces de ofertar un consenso, es un mal mensaje que se transmite a la sociedad.

La violencia -no solo de género- está muy enraizada. Me comentaba el otro día un "ciudadano" policía, que, descreído con el oficio, se acababa de prejubilar, el sistema no está para solucionar problemas de calado, y sí para proteger a algunas de las partes; dejémoslo ahí.

La violencia -y su uso- forma parte del sistema, para garantizarlo; no siempre con criterio. La violencia verbal, su empleo continuado, no hay más que acudir al alguna sesión plenaria, ha alcanzado cimas de escándalo, que difícilmente harán creíble otro mensaje ante el papel mostrado. Primero, dar ejemplo, y olvidarse de escenificaciones vacías.

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