Opinión

Deseos patronales diocesanos

Tradicionalmente, cada año, coincidiendo con la festividad de San Martín de Tours, patrono de la diócesis y también de la catedral, nuestra máxima autoridad local, esto es, el alcalde de la ciudad, Jesús Vázquez Abad, renueva su ofrenda, en el curso de la celebración religiosa que preside nuestro obispo, Leonardo Lemos. Además, este año contó como testigos de excepción, dentro de la representación institucional, al presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Angel Santalices, y al vicepresidente de la Diputación, Rosendo Fernández, éste ejerciendo como titular en funciones de la misma, dado que su presidente estaba allende los mares en la gala de la Ourensanía.

"El diálogo es indispensable para materializar los proyectos con los que queremos que Ourense sea una ciudad de futuro”, subrayó el regidor municipal, añadiendo que hay que estar “a la altura de una ciudadanía que demuestra un comportamiento ejemplar". Tremenda aseveración, pues en bastantes ocasiones los plenos municipales no son precisamente un dechado de virtudes en lo que a ejemplares comportamientos se refiere. Traslucen más crispación que una armónica sintonía. Claro que todo es, precisó el primer edil de la ciudad en su papel de oferente, consecuencia de la crisis que, según sus propias palabras, “abrió las puertas a una pérdida de valores”. Reiteradamente hemos comentado como nuestra sociedad actual ha perdido toda referencia a los valores fundamentales que han de ser el sostén de cualquier colectividad o comunidad. Y enfatizó a propósito del papel de la clase política, que ha de resolver problemas en vez de crear nuevas preocupaciones. Qué gran verdad y qué poco se llega a este fin.

Asimismo, el alcalde reivindicó el papel de las familias y los profesores: "De los padres porque son los principales responsables de educar a los ciudadanos del mañana. De los colegios porque son el mejor lugar para ofrecerles las herramientas que les ayuden a construir una sociedad crítica y ambiciosa". Lo mismo que antes. Una afirmación más que cierta y además oportuna, en unos momentos en los que ambos ámbitos no están pasando por su mejor momento. Basta echar una mirada a los medios de comunicación.

Y tras las palabras del regidor municipal, intervino el obispo, quien, como suele hacer en esta homilía de San Martín donde tiene la oportunidad de escuchar en vivo y en directo al máximo mandatario de la ciudad, aprovechó la oportunidad para poner deberes a los representantes políticos: “En esa casa común, en ese espacio social y público, compartido por todos y para todos, laico pero no laicista, ahí encontraréis a la Iglesia, a esta Iglesia diocesana, construyendo, codo con codo, una sociedad más justa e igualitaria”. Y de paso abogó por "construir un pueblo más humano, pacífico y respetuoso, donde todos podamos sentirnos respetados y acogidos”, y censuró que "algunos de nuestros contemporáneos siembran la desunión y hacen crecer el rencor”.

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