Ahora que ya está constituida la nueva corporación municipal, que finalmente preside Jesús Vázquez, y cuando además ya se ha celebrado un nuevo pleno que por cierto se desarrolló dentro de los cauces normales, es momento de hacer propósito de enmienda y desear que quienes ocupan los escaños del salón de plenos del Consistorio se comprometan a ejercer sus funciones dentro de las más esenciales pautas de la cortesía y los buenos modos y que las próximas sesiones continúen celebrándose con normalidad.
Tenemos que borrar el bochornoso comportamiento de nuestros munícipes (afortunadamente no de todos), en la legislatura anterior, pues aún perdura en la memoria el lamentable espectáculo ofrecido en algunas sesiones plenarias.
En otra ocasión hemos comentado que en un debate parlamentario, la palabra únicamente se utiliza como instrumento de comunicación al servicio de la dialéctica, pero jamás como arma arrojadiza para propinar insultos. Porque un buen orador se caracteriza por la fuerza de sus argumentos, no por la acidez de sus palabras. En eso consiste el arte de la oratoria. En saber esgrimir razonamientos y nunca en vulnerar la ética del comportamiento personal mediante el uso de expresiones vejatorias hacia el adversario.
Por eso, como ciudadanos que con nuestro voto hemos contribuido a formar estas instituciones públicas, eligiendo a sus representantes, deseamos que estos próximos cuatro años de la nueva etapa municipal, las únicas noticias alusivas a las sesiones plenarias del Concello, en este caso de Ourense, sean las que informan de los acuerdos aprobados, pero nunca del lamentable espectáculo producido debido al fragor de los debates y consecuencia de perder las formas.
