Opinión

Perros urbanos

En otro artículo, titulado “Pasear al perro, una cuestión de urbanidad” y publicado el 31 de agosto del 2012, hacíamos alusión a que quien deambula por la vía pública paseando a un cánido, tiene que hacerlo como un ejercicio de urbanidad, porque está en un espacio que comparte con otros convecinos y consecuentemente, tiene que respetar las normas de convivencia. Y una de ellas es precisamente cumplir con la ordenanza municipal que obliga a recoger las deposiciones de estos animales.

Pero parece que últimamente se está produciendo un abuso de esta situación y el Concello de Ourense ha decidido incrementar la vigilancia para controlar a aquellos ciudadanos que incumplen la norma sobre este particular. O lo que es lo mismo, para sancionar a esos vecinos que se comportan sin ninguna civilidad.

La urbanidad se demuestra ejerciendo el civismo y cuando se pasea perro, estamos realizando una práctica social y ello implica observar las normas. No sólo en cuanto a retirar sus deposiciones, sino procurando que no moleste a los demás.

La concejala responsable del área, Sofía Godoy, reconoce que se están produciendo “actitudes contrarias a la normativa y a la buena convivencia cívica” y alude al proyecto para la concienciación sobre tenencia de animales y el civismo en espacios públicos que permita la integración de las mascotas de una forma amable y cívica. Y es que no es la primera vez que se escucha esa frase: “Tiene más educación el perro que el dueño”. Lo dicho, convivir conlleva respetar a los demás. Ese es el principio de la civilidad.

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