Opinión

Reflexión y tradiciones

Suele decirse, y más bien como tópico, que la Semana Santa es un paréntesis de recogimiento y reflexión. Va más allá de la pura celebración cristiana. Implica la participación en tradiciones incardinadas en la sociedad civil y con una profunda raigambre. No es sólo la festividad propia de estas fechas con celebraciones litúrgicas y procesiones, es un tiempo que invita a la reflexión, un tiempo que además conlleva un breve paréntesis vacacional.

Conviene insistir en que las tradiciones están integradas en nuestro entramado social. Con su pervivencia garantizamos nuestra identidad. Cuando se habla de protocolo, se habla también de usos, costumbres y tradiciones. Una sociedad que quiere estar viva tiene que potenciar sus tradiciones.

La Semana Santa implica una permanente ceremonia de ritos y gestos. Una comunión de la tradición con los usos sociales y donde se tiene la oportunidad de tomar parte, de forma activa o pasiva, en las distintas ceremonias que se llevan a cabo. Desde el ritual del Pregón de la Semana Santa hasta la procesión del Santo Entierro, en este caso la convocatoria que reúne a más fieles y espectadores. Y además, en Ourense, también hay que mencionar la procesión del “desplante” o “desencuentro” coincidiendo con el Domingo de Pascua de Resurrección.

Como ya hemos hablado en otras ocasiones, en este caso concreto se trata de una tradición que se remonta a hace ya más de un siglo y que escenifica el “desencuentro” entre el Cabildo y la Corporación Municipal por unas discrepancias relacionadas con los gastos de restauración de la escalinata de acceso a Santa María Madre. Y cada año se renueva ese “desplante”. Pues bien, este ritual se enmarca en las tradiciones y costumbres de nuestra Semana Santa.

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