Opinión

La urbanidad como virtud

Ahora que estamos conmemorando el 250 aniversario del fallecimiento de Fray Jerónimo Benito Feijoo, procede traer a colación su opinión sobre la urbanidad, lo que pone de manifiesto la vigencia de este uso social. Decía nuestro paisano que “la urbanidad es una virtud o hábito virtuoso que dirige al hombre, en palabras y acciones, en orden a hacer suave y grato su comercio o trato con los demás”.

Este tema lo trata en uno de sus discursos -el décimo-, incluido en su célebre “Teatro Crítico Universal”: "Verdadera y falsa urbanidad". Ahora es un buen momento para conocer o recuperar el legado de este insigne teólogo y ensayista. “Está la Urbanidad, como todas las demás virtudes morales -continúa-, colocada entre dos extremos viciosos, uno en que se peca por exceso, otro por defecto. El primero es la nimia complacencia, que degenera en bajeza; el segundo la rigidez, y desabrimiento, que peca en rusticidad”. Esta aseveración del padre Feijóo aparece en dicho discurso, quien añade también que “en materia de Urbanidad, así como todos pueden tener el ejercicio de la virtud, pueden también trampearle con la hipocresía” y subraya que “en efecto, los hipócritas de la Urbanidad son innumerables”.

Y sostiene nuestro insigne ensayista que “luego la Urbanidad debe salir del fondo del espíritu. Lo demás no es Urbanidad, sino hipocresía que la falsea”, añadiendo que “la Urbanidad incluye esencialmente la existencia de aquellos sentimientos, que se expresan en las acciones, y palabras cortesanas”.

Aunque estas reflexiones feijonianas datan del siglo XVIII, es fácil comprobar su vigencia social, pues hoy en día se practica una urbanidad que no siempre es espontánea, sino que a veces es simulada y, por lo tanto, puede rayar la hipocresía. Y, como decimos, coincidiendo con esta efemérides, es oportuno traer a colación la obra de este ourensano -volveremos sobre el tema en otra ocasión- y que al tiempo se contribuya a difundir en los centros escolares.

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