El 36 por ciento de los gallegos reconoce abiertamente estar enganchado a la red y, de ellos, son mayoría las mujeres y los jóvenes de entre 18 y 34 años. Los porcentajes, resultado de una encuesta que veía la luz este lunes, son sólo un dato más de los que se publican cada semana alertando de los riesgos del mal uso de los medios digitales, y coinciden en el tiempo con la alerta lanzada la pasada semana por los responsables de Cultura y Audiovisuales de la UE. Estos, durante su última reunión en Bruselas, demandaron mayor seguridad para los menores en la red, proponiendo además medidas concretas como la clasificación de contenidos por edades o la inclusión de diferentes y más seguros mecanismos de control parental.
El Día Internacional de la Seguridad de la Información, que se celebra desde 1998 cada 30 de noviembre, exigía un año más compromisos de protección en firme y sin ambages en la utilización por los menores de redes sociales y páginas de todo tipo, una protección que debiera ir mucho más allá de la que pueden ofrecer padres o tutores y del supuesto y siempre permeable control de moderadores o gestoras de los dominios.
Nada es lo que parece en una red que ha visto como la facturación y los beneficios de los soportes ha caído en picado en los últimos años, pero que sigue siendo sin embargo un negocio millonario que se beneficia de su falta de control, y en el que las estafas constituyen un capítulo repetido a diario.
Amigos virtuales, contactos online, falsas relaciones sociales, solicitudes de datos personales y todo tipo de trampas digitales forman parte del día a día al que se expone el usuario de una red que, convertida en herramienta común de empresas y hogares, avanza en forma paralela al nivel de inseguridad que deja a su paso.
