No va más. Con la cuerda tensa, las posiciones más distantes que nunca y la amenaza en algo más que palabras, la Liga 'arranca' sin fútbol generando además un gravísimo problema de fechas en una temporada especialmente cargada y con el horizonte por definir. La primera del calendario no se disputará este fin de semana y Liga y futbolistas, patronal y trabajadores aunque no al uso, han convocado un calendario negociador a fin de intentar salvar la segunda jornada; vamos que la competición arrancará, en caso de hacerlo, como cada año, el último fin de semana de agosto toda vez el adelanto de una semana se había establecido para evitar los agobios de final de curso de siempre, y más en una temporada que se cerrará con Eurocopa y maratón futbolero.
Si la primera gran cita de la temporada acabó como acabó, con título para el Barça, paseíllo de Messi y vergonzante y postrer espectáculo de patadas, tensión y agresiones cruzadas sobre el Camp Nou, el 'comienzo' de lo que vendrá no deja demasiado margen para pensar que, de una vez, la nueva Liga se va a presentar en calma, ambiente de sosiego y espectáculo, pues como tal al menos a mí me enseñaron se debe concebir el fútbol. Del negocio que es y de sus renglones torcidos se podría hablar, y mucho, tanto como de los dineros ocultos del deporte, los agravios según qué categorías, de los manejos de la Liga, los despropósitos de los clubes o del nubarrón permanente que acompaña una competicion en la que honestidad, recato o cautela siquiera se conjugan.
Del perjuicio económico que, más aún, significará el parón de calzón bajo antes de empezar darán cuenta los próximos meses; de la burbuja sobredimensionada en la que reside según qué deporte y del resacón que nos aguarda, también.
