Opinión

Pintan Bastos

Pintan bastos para la monarquía en España y pintan aun cuando parecen ya en calma las aguas turbias desde el viaje a Botsuana, la real operación de cadera, las disculpas posteriores cual patio de colegio, y el encendido debate con cambios en agenda y presencia institucional del monarca. Con tantos puntos de vista como titiriteros y polemistas abrieron la boca la pasada semana -hasta en santo y seña de la monarquía se erigió aquel que lleva a gala su condición de bastardo real-, la puñetera cacería dio tanto que hablar y pintó tantas portadas como la alemana Corina Zu Sayn Wittgenstein rumores toda vez se dio carta de naturaleza a su insistente presencia al lado del monarca. La no pocas 'escapadas' de la princesa teutona en el séquito real desde hace cuatro años, y aún más después de hacerse público y confirmado que la imposición del 'lo siento mucho, me he equivocado' se hizo tras pacto de irrenunciable permanencia de su círculo más 'íntimo', han actuado sin embargo de 'efecto tapadera' de un debate tan real como cierta la metódica y programada toma de responsabilidad por parte del príncipe y la conveniente e inaplazable preparación de un nuevo escenario que lleve -¿por qué no decirlo?- al relevo al frente de la jefatura del Estado.

No habrá pues renuncia a amistades y compañías y sí un cuidadísimo y medido plan de ajuste orientado a que los españoles vuelvan a confiar en su rey para, en no demasiado tiempo, reorientar la presencia del que dicen heredero mejor preparado de Europa en primera plana. El rey, en tratamiento de fisioterapia y con permiso de su cadera, será embajador patrio en no mucho tiempo en Brasil y Chile, recuperando el jueves su agenda, aún pausadamente, con la recepción al director del Cervantes y la visita del ministro emiratí de Exteriores, el jeque Bin Zayed Al Nahyan.

Te puede interesar