Contundente y rápida, lo más rápida posible y sin tibiezas, toda vez no está el COB para más esperas pese al deseo, expresado y no oculto, de la asociación de clubes. La inscripción en la competición ganada por derecho en el terreno deportivo espera tras la "cumbre" ACB del lunes respuesta, como ya no puede ser de otra manera, más allá de declaraciones de apoyo y advertencias al sol por parte del Consejo Superior de Deportes.
Como el niño cabreado en el recreo, dueño del balón y "robabocadillos", la asociación niega la mayor, se ampara en compromisos inciertos, confunde y se confunde, pues de otra forma no se interpreta su enésimo despropósito, publicitado además con la aviesa intención de ganar tiempo. Lo hace a sabiendas de jugar con cartas marcadas, que el farol acabará descubriéndose, y que tiene perdida la mano y sin efecto su órdago al Consejo Superior de Deportes.
Es a éste de forma evidente y reiterada al que dirigen los clubes -los convencidos y los que se limitan a dar continuidad al paso-, y al que se apunta directamente a fin de justificar -una vez más- la clarisíma intención de cierre de la competición nacional. Un cierre encubierto que muestra además que a Roca y por extensión a la asociación, Ourense "se la sopla", Cardenal les infunde el mismo poco respeto que ellos demuestran con su perversa maniobra de despacho, y el baloncesto poco les preocupa más allá de engordar cifras y subvertir los balances que exigen a los que aspiran al ingreso en el grupo.
Ourense es ACB, el tiempo acabará dándole la razón, y éste, el tiempo, es precisamente y ahora su mayor enemigo.
