Opinión

Antonio Calvar Rial (Tonecho)

En la tierra existen animales cuyo carácter emprendedor es una constante necesaria para poder subsistir en la dura selva que implica su desarrollo y supervivencia. El bisonte americano (casi en extinción) es un formidable mamífero de la familia de los bóvidos que habitaban en las planicies del norte de México, Estados Unidos y Canadá. A lo largo de la historia estos animales se han tenido que adaptar a los cambios que la civilización les ha impuesto teniendo la necesidad de "emprender" “mini-rutas” en las reservas para conseguir su objetivo que no es otro que el de sobrevivir y procurar alimento a su manada. Antonio Calvar Rial (Tonecho) es un ejemplo de emprendedor vocacional que como el bisonte o búfalo americano ha cambiado de ruta varias veces en su vida empresarial, siempre con notable éxito.

Persona de origen humilde (como casi todos los triunfadores) comenzó a trabajar en el sector de la cosmética a principio de los sesenta. En poco tiempo y después de estar en una empresa alemana y más tarde en la histórica Henry Colomer, donde llego a desempeñar diversos puestos de responsabilidad hasta que dicha firma fue absorbida por Revlon Profesional, como consecuencia, Antonio Calvar tuvo que decidir entre trasladarse a vivir fuera de su Galicia o aceptar una generosa indemnización y dejar pasar tranquilamente los años que aún le restaban para su jubilación.

Y es aquí donde el personaje de hoy demuestra que el emprendedor no se hace sino que nace. Tonecho, en lugar de autogratificarse y dedicarse a vivir de forma relajada su bien ganada prejubilación, hizo como haría el más duro de los bisontes: invirtió todo lo que había percibido y se aventuró en busca de una nueva pradera donde intuía que surgirían otros verdes campos para vivir su emocionante y arriesgada aventura (necesaria adrenalina de todo buen emprendedor).

Desde aquí su carrera fue espectacular, más de 40 puestos de trabajo directo y 150 indirectos, tiendas y centros técnicos en Galicia y norte de Portugal, miembro destacado de grupo de fabricantes a nivel internacional. Y lo más importante: al revés de la mayoría de empresarios de nueva hornada que suelen vender el humo del siempre hipotético éxito pavoneando sus fantasías y escondiendo resultados, él siguió siendo un vecino de su Couto, al que le gusta pasar desapercibido y seguir ejerciendo de "emprendedor - silencioso".

Antonio Calvar Rial es de carácter muy familiar, paternalista sincero, tremendamente emotivo y muy solidario con todos lo que llegan a conocerle, su capacidad y frialdad empresarial no son nunca impedimento para mezclar el corazón en todas las decisiones que permanentemente un emprendedor tiene que tomar.

Le conocí a principio de los años sesenta, a mí se me parecía mucho a Ramón Arcusa del Dúo Dinámico en “Botón de ancla”, los dos tenían una forma de expresarse muy similar y su frase más frecuente es "de alguna manera". Después de su familia (en la que su esposa Chicha es lo más importante), Calvar ha tenido siempre dos grandes amores, la caza y la pesca, aficiones que le han servido para desconectar y cultivar amigos.

Ourense ha sido siempre cuna de humildes emprendedores (no solo jóvenes), que han conseguido el éxito principalmente por tres razones: la humildad que produce la baja renta per capita de nuestra provincia, la firme voluntad de triunfar en nuestro Ourense y la valentía de personas que siempre creyeron en sí mismas. Creo que en nuestro pequeño valle se necesitan personas como Antonio Calvar Rial, que con valentía y casta de la buena, anteponen su ourensanía al facilísmo (respetable) deslocalizar sus empresas.

Seguro que al igual que el búfalo de las llanuras, Tonecho tendrá el premio que solo los fuertes y tenaces perciben: el autentico calor de lo más cercano y el nítido color de lo nuestro. Y eso lo conseguirá: ¡de alguna manera!

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