Opinión

Podemos ayuda a VOX

Las imágenes y los eslóganes de las manifestaciones convocadas por Podemos en las ciudades andaluzas este lunes para rechazar la elección de 11 diputados de Vox de los 109 en el Parlamento autonómico han apoyado realmente a ese partido “ultraderechista y fascista”.

Aunque algunas televisiones hayan ocultado lo sucedido en esas protestas, otros medios han mostrado que en ellas no había una sola bandera constitucional, sino de la II República -la de la I tenía los colores de la actual- y del separatismo catalán: en Granada encabezaba la manifestación una bandera estrellada.

Entre los españoles comunes, la mayoría constitucionalistas, quienes gritaban “No olviden cambiar la hora, a las dos será el 36” o “Arderéis como en el 36” no ganaban muchos simpatizantes. Pese al calificativo de ultraderechista, incluso fascista, de momento no parece serlo. Le faltan sus mayores características: un nacionalismo que desprecia tanto la Constitución como la democracia, anticapitalismo, antiliberalismo, corporativismo, autoritarismo, militarismo, racismo y personalismo. Mientras las ultraderechas europeas que le felicitan son antieuropeístas, Vox se declara europeísta, y no exhibe las características de esas ultraderechas, ni siquiera las de xenófobo o racista: no rechaza la inmigración que se necesite en España, especialmente la latinoamericana, sino la ilegal y la que delinque.

Cuidado, por tanto: Vox es algo olvidado, pero no nuevo, que debe analizarse cuidadosamente porque podría identificársele con el PP de Fraga Iribarne, aunque menos laico por su catolicismo declarado; recuerda más a los cristianodemócratas centroeuropeos de 1950 y, más lejanamente, a la CEDA de la II República.

Ayudada por los adjetivos descalificativos de numerosa prensa, Podemos, y los separatismos, que sí presentan varias características del fascismo -una secta desgajada de la misma izquierda-, paradójicamente convierten a Vox en héroe de su propaganda.

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