Opinión

La Yihad de los niños

Un tercio de los muertos por la represalia de Israel a los misiles cada vez más potentes que le lanzan desde Gaza los islamistas de Hamas son niños. Son cerca de 35 de los 110 palestinos muertos en ataques israelíes durante esta última semana en esa zona costera fronteriza con Israel, pero también con Egipto. Una proporción superior a la de cualquier guerra moderna, con excepción de las anteriores entre judíos y musulmanes.

Podría pensarse que los israelíes atacan a los niños con especial saña: dada su alta tecnología pueden destruir quirúrgicamente objetivos, como hicieron estos días con un automóvil con cuatro terroristas de Hamas en mitad de una calle con tráfico.

La televisión muestra, además, cómo los misiles israelíes caen sobre casas concretas, donde sorprendentemente siempre hay niños, mientras las vecinas resultan indemnes.

Es que desde esas viviendas, precisamente, la organización islamista Hamas, hermana de las fuerzas fanáticas que masacran Siria e Iraq, había lanzado poco antes sus bombas volantes contra Israel.

Los misiles de Hamas, desde los Qasan, con radio de 18 kilómetros, a los nuevos M302, que llegan a los 160, no alcanzan de momento con precisión objetivos concretos, pero pueden caer ya en cualquier zona poblada de Israel. Sabiendo que habrá revancha, los niños controlados por Hamas son un arma de la guerra santa; es la Yihad Infantil, frecuentemente con fanático apoyo familiar. Para que sean mártires del islam: sólo hay que ver la televisión de Gaza para descubrir cómo los preparan para matar y morir en la Yihad. Colocados en lugares que atacará Israel, además de reunirse con Alá, provocarán indignación contra el país que los mata, sin que mucha gente se pregunte por qué esos niños son un arma de guerra.

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