No es fácil dimitir y menos en un país como el nuestro en el que se citan las situaciones más pedestres. Reconocer con la suficiente antelación cuándo uno está de sobra y debe marcharse a casa es un ejercicio antipático pero muy saludable para la conservación y regeneración del compromiso democrático. A estas alturas de nuestra historia reciente, dos personajes han hecho suficientes méritos para rendirse y dejar paso a un recambio. Y sin embargo, ambos se caracterizan por una insistente resistencia a tomar el camino más razonable para los demás y más honesto para ellos. Hablamos, que no se me olvide, de Vicente del Bosque y Pedro Sánchez, cuyo única solución digna es una discreta partida. Hace tiempo que en ambos casos la retirada debería haberse producido, pero los dos han jugado con emociones y sentimientos para prolongar su propia supervivencia. El precario camino recorrido ha llegado a su fin y solo depende de ellos concluirlo con un mínimo de dignidad que palie la sombra del fracaso continuado en los últimos tiempos.
Vivimos en un país de paradojas en el que uno no gana para sorpresas. Hace unos días, RTVE canal 1, emitió el capítulo inicial de una serie televisiva inspirada a su vez en otra española que fue estrenada precisamente en ese mismo canal. La ficción policíaca de humor “Los misterios de Laura”, protagonizada por la actriz gallega María Pujalte, funcionó bien pero la dirección del ente renunció a renovarla para una segunda temporada. Ahora, la sustituye por “The misteries of Laura”, la versión estadounidense de un producto propio, un disparate que no desentona en absoluto con otros variados y selectos desatinos como el ridículo que en estas elecciones han protagonizado las empresas especializadas en demoscopia o ese empeño tan sórdido como inadmisible de ambos personajes por permanecer en un puesto de privilegio una vez acabado su crédito. Del Bosque debería haberse marchado a casa tras el desastre del Mundial, y a Sánchez debería haber entregado su cargo la misma noche electoral hace seis meses, si bien ninguno de los dos cumplió con lo evidente. Sospecho que tampoco van a hacerlo ahora a pesar de su rotundo desprestigio. Del Bosque ha vuelto a fracasar al mando de la selección nacional y Sánchez se enfrenta a unos resultados electorales aún peores que los últimos, perdiendo otros cinco escaños y desarbolando al PSOE en cada cita. Tal para cual.
