Opinión

Un panorama complejo

Convengamos que, tras los resultados ofrecidos por las urnas en estas Elecciones Generales, se nos ha quedado un panorama que si de algo puede catalogarse es de chungo en el mejor de los casos. El voto se ha atomizado tanto que ha configurado un Parlamento cuya visión, al menos a primera vista, es la de muy difícil acuerdo teniendo en cuenta por otra parte la cantidad de cuentas pendientes que todos los partidos han ido acopiando entre sí fruto de una campaña electoral áspera y mal encarada. Ninguno de los grandes ejes en los que podría tratar de ordenarse este hemiciclo caótico alcanza ni de lejos la mayoría, y los cuatro grandes partidos no han obtenido respaldo suficiente para aceptar solos o acompañados las tareas de formar gobierno.

En un análisis simplista de la cuestión, la pareja PP-Ciudadanos obtendría 163 escaños y la que forman PSOE y Podemos se quedaría en 159 y eso va a misa. Tras ellos, aparece un conglomerado de siglas que se reparten los 28 escaños restantes desde los 9 de Esquerra al único de Coalición Canaria. A Izquierda Unida le castiga a fondo la ley electoral, y Mas desciende al sótano como Democràcia y Llibertad. Ni UPyN, ni Unió, ni el BNG obtienen representación parlamentaria.

Pero eso, a estas alturas, ya lo saben ustedes y lo que seguramente desearían saber es quién les va a gobernar los próximos cuatro años, una cuestión por demás peliaguda sobre la que este servidor se declara incompetente. Este escenario tiene tantos vericuetos como un laberinto rococó, y es susceptible de un número casi ilimitado de especulaciones. A día de hoy, sin embargo, nada hay escrito.

Eso sí, este esquema de resultados tan repartido tiene el mismo poder balsámico para las fuerzas políticas que el EGM para los directivos periodísticos porque en ambos casos lo que dicen los resultados siempre se interpreta desde el lado más positivo. Todos han vendido más periódicos que nadie en el caso del EGM y todos han ganado en el teatro político en el caso electoral. Podemos por ejemplo, que ha hecho un resultado fantástico, debe reflexionar sin embargo porque la suma de todas sus marcas le otorga 69 diputados y celebraba una victoria entre globos morados y alborozo exigiendo una reforma constitucional que no está en condiciones parlamentarias de exigir mientras Pedro Sánchez seguía forzando una sonrisa impostada de muerto en vida que suma 90 escaños, el peor resultado de su historia, mantenido gracias a Andalucía que no es suya sino de Susana Díaz. En Madrid, su feudo, Pablo Sánchez ha sido cuarta fuerza superada por PP, Podemos y Ciudadanos.

En cuanto al PP, tiene ante sí una tarea casi imposible como es la de convencer al resto de que le dejen gobernar en minoría, y una empresa de mucho empeño que es la de aguantar en esta situación en el caso de que lo consiga. Es una victoria amarga aunque todo está por decidir. Incluso un gran pacto político. ¿O eso solo queda para los alemanes?

Te puede interesar